Una «brutal» organización que está plagada de incógnitas

Ningún turista que llega a los abundantes centros de turismo rural de la comarca marcha sabiendo algo del oro romano en el terreno. La mayoría emplean una de sus jornadas de asueto en visitar Las Médulas y hasta puede que regresen a su lugar de origen con la creencia de que en el Teleno hay canales que abastecieron la gran explotación berciana. Sin embargo, la comarca es una de las más ricas en vestigios de la minería del oro romano. Boisán y Filiel, son con Quintanilla de Somoza, las localidades que albergan coronas de antiguos asentamientos mineros. Uno de los últimos hallazgos arqueológicos de la provincia es el poblado, posiblemente astur, de Peña Canales localizado en el entorno de Pozos y que podría tener relación con el campamento militar de Valdemeda. Además, hubo otros poblados en las zonas más próximas a la cumbre del Teleno, como las Rubias o los Castellones, donde Domergue encontró estructuras termales. El bateo del oro «exigía una organización brutal: tirar el agua, canalizar la masa al canal de lavado y evacuar escombros» para, sólo al final, extraer limpio el metal rey. Ni se saben las cantidades que obtuvieron, ni tampoco las personas que trabajaron en las minas. Para ello, explica Matías, «necesitamos acotar su período de funcionamiento». Su hipótesis de trabajo es que las explotaciones no fueron abandonadas por la depreciación del patrón moneda, sino en gran parte de las mismas por agotamiento de los yacimientos. De hecho, es evidente que «sólo dejaron los escombros». Nunca después, hasta época moderna, hubo intentos de reexplotar el oro. Y fallaron.