Diario de León

De la Vega advierte de que el Ejecutivo no aceptará intimidaciones, coacciones o chantajes

El Gobierno congela el proceso de paz ante la escalada de violencia

Cree que si antes de fin de año no hay cambios en ETA y Batasuna el intento habrá sido en vano

Cabezera de la manifestación que ha sido secundada por miles de personas ayer en Bilbao

Cabezera de la manifestación que ha sido secundada por miles de personas ayer en Bilbao

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Ramón Gorriarán - madrid
León

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El Gobierno ha decidido paralizar las iniciativas que manejaba para impulsar el proceso de paz. Ha visto en las últimas semanas como se reducía su margen de maniobra por el progresivo aumento de la escalada de violencia con el consentimiento de ETA y Batasuna, pero la gota que desbordó el vaso fue el intento de quemar con gasolina a un policía municipal de Bilbao, un hecho que, a juicio del Ejecutivo, supone un salto cualitativo en la kale borroka y un paso atrás en el final de la violencia. El proceso de paz no está roto, pero está «congelado» por parte del Gobierno. Este es el mensaje de respuesta a la «grave» agresión al agente local bilbaíno ocurrido este viernes por la noche, así como los ataques sufridos por otros compañeros suyos y miembros de la Ertzaintza. Este ataque ha acabado por convencer al Ejecutivo de que no puede dar nuevos pasos mientras persista la violencia. Y se ha dado un plazo: fin de año. Si para entonces no se produce un cambio sustancial en ETA y Batasuna se podrá decir que el proceso habrá descarrilado a los nueve meses de haberse iniciado. Fuentes gubernamentales reconocen que la situación es grave ya que a las algaradas de la kale borroka de los últimos meses se han sumado la irrupción de encapuchados armados en actos de la izquierda abertzale que efectuaron disparos al aire, el robo de las pistolas en Francia y ahora el intento de asesinato de un policía, después de tres años y cinco meses sin víctimas mortales por parte de ETA, un hecho en el que se fundamenta buena parte del proceso de paz. El Gobierno, sin embargo, no se plantea anunciar una ruptura ya que José Luis Rodríguez Zapatero considera que los hechos que constituyen el núcleo duro que dio origen al alto el fuego se mantienen incólumes y los mensajes que llegan a La Moncloa ratifican la apuesta por alcanzar la paz de la formación ilegal y de la organización terrorista. El Ejecutivo admite, no obstante, la crisis, si bien incidentes como el de Bilbao formaban parte de las contingencias que podían presentarse en una operación de este estilo. «¿Alguien pensó que esto iba a ser un camino de rosas?», se preguntan desde las filas socialistas y recuerdan que el proceso irlandés estuvo plagado de momentos en que todas las partes estuvieron al borde de la ruptura. Comunicación El Gobierno mantiene, pese a todo, una reserva de tranquilidad porque nadie desde ETA o Batasuna ha transmitido, más allá de las beligerantes declaraciones públicas, la idea de una voladura de los puentes de comunicación o de que existe un riesgo cierto de ruptura. «ETA no ha roto nada y los canales de comunicación siguen existiendo», dijo este viernes Arnaldo Otegi. El Gobierno ratificó este aserto. Y aunque en público el Ejecutivo no quiere comentar las declaraciones del portavoz de Batasuna, se reconoce que su comentario sobre «las posibilidades y alternativas» de reencauzar el proceso es una ratificación de la apuesta por lograr el final de la violencia y alcanzar la paz. El Gobierno, en consecuencia, mantiene la puerta abierta aunque la decisión de no tomar ninguna iniciativa mientras persista la violencia callejera y ETA no dé señales de que va a enterrar las armas es firme. Rodríguez Zapatero no se va a mover ni un ápice, afirman en fuentes gubernamentales. La vicepresidente primera afirmó que «se podrá decir más alto, pero no más claro: no aceptaremos nunca intimidaciones, coacciones o chantajes». María Teresa Fernández de la Vega no sólo se refería a los episodios de este viernes, sino a las exigencias de todo tipo lanzadas desde Batasuna.

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