El «dios del país» de la censura, la corrupción y el nepotismo

Miembro del poderoso clan de Mongomo, Obiang estudió en la Academia General de Zaragoza en la época de Franco, cuando su país era todavía una colonia española. Llegó al poder hace 27 años mediante un golpe de Estado -«de la libertad», se denominó- que derrocó a su tío, el sanguinario y demente Francisco Macías, en cuyos desmanes participó hasta que se volvió contra él. Desde entonces ha ejercido el poder de forma dictatorial hasta el punto de que la radio estatal le llama «dios del país», que tiene todo el poder sobre hombres y cosas. No ha dudado nunca en ejercer el terror, amañar elecciones y ejercer el más descarado ne-potismo con tal de mantenerse en esa especie de trono que ocupa. Convertido en nuevo rico por el petróleo, Obiang aspira ahora a la respetabilidad internacional. Bastan unos datos para evaluar el resultado de su largo y nefasto mandato: Guinea Ecuatorial es uno de los países más corruptos del mundo (el 151 de 163, según Transparency International), el cuarto donde existe más censura (datos del Comité para la Protección de los Periodistas) y ocupa el puesto 121 en el índice de desarrollo humano de la ONU. Pese al maná del petróleo que proporciona 3.000 millones de dólares anuales a un país de poco más de medio millón de habitantes, la mayoría viven con menos de uno al día Además, figura en la «lista negra» de Amnistía Internacional. En concreto, está organización ha denunciado la existencia de presos de conciencia; la práctica de detenciones arbitrarias sin cargos ni juicios; las muertes bajo custodia, la tortura y los malos tratos; y la aplicación de la pena de muerte. A sus 66 años y tras superar un cáncer de próstata del que se trató en Estados Unidos, Obiang aspira a crear su propia dinastía y traspasar el poder a su hijo Teodorín, un personaje que se ha gastado cientos de millones en casas en París, Buenos Aires o Ciudad del Cabo y tiene un flotilla de coches de lujo Bentley, Lamborghini o Ferrari. Su última adquisición ha sido una mansión en Malibú que le ha costado 27 millones. Su salario mensual es de 4.000 euros, pero puede llegar a gastar un millón en un solo fin de semana. Esto lo puede explicar: Guinea tiene depositados 700 millones de dólares en el Banco Riggs, el mismo de Pinochet. El antropólogo y escritor Albert Sánchez Piñol le incluye en su libro Payasos y monstruos dedicado a los dictadores más extravagantes que gobiernan con mano dura en África.