Diario de León

La chatarra tiene que reciclarse en empresas de fuera de la provincia y hay que pagar por ella y por el transporte

Casi 250 toneladas de ordenadores y televisores acaban al año en la basura

Los mundiales de fútbol triplicaron los desechos de viejas pantallas y antenas para ver los partidos

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Antonio Núñez - león
León

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No hay estadísticas oficiales, pero la principal empresa de recogida de residuos urbanos que opera en la provincia de León, Urbaser, estima en no menos de 250 toneladas la chatarra de ordenadores, televisiones, vídeos, frigoríficos, etcétera, que han generado los hogares de la provincia durante el último año, en una progresión creciente. Sólo en la capital y su alfoz entre enero y septiembre del 2006 se recogieron 53 toneladas, que deberían multiplicarse por tres, proporcionalmente a la población, para el conjunto de la provincia. A la suma hay que añadir, además, la chatarra que recogen los comercios y grandes superficies, obligados a hacerse cargo de cada electrodoméstico en desuso por cada uno nuevo que venden y que representa otro tanto de lo que recogen los servicios municipales de limpieza en los llamados «puntos limpios» o lugares especializados en el almacenamiento de este tipo de basura, que no puede arrojarse a los contenedores de la calle. La generación de basura convencional, tanto orgánica (restos de comida) como inorgánica (vidrio, papel, etcétera), suspectible de recogida diaria en los contenedores callejeros es de aproximadamente 3,5 kilos por habitante, aunque desde hace poco empiezan a proliferar residuos más modernos y difíciles de reciclar, ninguno de los cuales puede ser enterrado en los vertederos clásicos, sin más. Sólo en León y en lo que va de año los «puntos limpios» de Urbaser en la capital han recogido 60 toneladas de metales, 22 de papel y cartones, diez de envases plásticos, casi 200 de escombros en pequeños sacos, otras doce de aceites usados, tanto de uso industrial como de hostelería, otra decena de pilas y baterías de aparatos domésticos, etcétera, pero el record en crecimiento se lo llevan de calle los ordenadores, televisiones y electrodomésticos en general, que han pasado de apenas tres toneladas al mes en enero a más del triple en septiembre. Espectacular Según Alfonso Díez, técnico de Urbaser encargado de la gestión y control de este tipo de residuos, la subida en la recogida está siendo espectacular y no hace más que crecer mes tras mes, sin que se sepa a ciencia a cierta cuándo puede pararse la curva ascendente. El creciente uso de ordenadores y su sustitución continua por otros de nueva generación, sin embargo, no es razón suficiente para explicar el fenómeno, así que los técnicos ironizan y se consuelan pensando que la culpa la tuvieron los Mundiales de fútbol con la venta masiva de antenas parabólicas y pantallas planas o de plasma. No obstante, los Mundiales cayeron en julio, antes se tiraba una media de seis toneladas al mes en televisores y en septiembre, pasado el evento, la cifra se ha casi duplicado hasta once toneladas: divididas por una media de seis kilos por aparado, dan más de dos mil, sólo en la capital y sin contar los que recojan las tiendas. El destino de toda esta chatarra de lujo y alta tecnología se dispersa por todo el mapa español. Las pantallas de televisión, ordenadores, teclados, equipos de música, frigoríficos, etcétera, van a parar a Vizcaya, porque aquí no existe ninguna planta de reciclado para ellos, las pilas eléctricas y baterías acaban en Valladolid, los aceites de automóviles o los vegetales de restaurantes a Burgos, lo mismo que los envases de vidrio, y los papeles y cartones a Madrid. A los usuarios de los «puntos limpios» no les cuesta nada, pero sí a Urbaser y a los ayuntamientos: por cada kilo de ordenador a reciclar hay que pagar el equivalente a 50 de las antiguas pesetas, más los costes de transporte, en el vidrio ni se cobra ni cuesta y en el papel pagan a unos seis céntimos de euro el kilo.

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