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Los internos de Villahierro con el tercer grado penitenciario realizarán un seguimiento ornitológico dentro y fuera de prisión

La cárcel de León abandera un proyecto científico con presos observadores de aves

Franciso Purroy, una eminencia en el área de zoología, dirigirá esta iniciativa pionera en Castilla y León

El biólogo Francisco Purroy explica el proyecto a los internos

Publicado por
Marco Romero - mansilla de las mulas
León

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La cárcel de Mansilla de las Mulas será la primera de Castilla y León en desarrollar un programa medioambiental orientado a los internos que hayan obtenido el tercer grado penitenciario para convertirlos en investigadores de aves y despertar su interés por la ecología como opción laboral. La iniciativa ha sido bautizada como Avuman (Hombre y avutarda en Mansilla de las Mulas) y será dirigida por el biólogo Francisco Purroy a semejanza del proyecto Nacar desarrollado en la prisión de El Dueso (Cantabria), que recientemente ha conseguido el Premio Europeo a las Buenas Prácticas de Salud en las Prisiones. Los internos aprenderán a conocer y respetar la naturaleza mediante la observación de las aves (principalmente la avutarda), con talleres educativos, jornadas, conferencias y todo tipo de iniciativas relacionadas con su entorno natural. Los detalles del proyecto fueron explicados por Purroy -catedrático de Zoología en la Universidad de León y actual Premio Bernis de SEO/BirdLife- a un grupo de internos en su reciente visita al centro penitenciario que sirvió para estimular interesados. Un prismático y todo el tiempo Por un lado, habrá actividades restringidas, que a nivel legal exigen que los internos disfruten ya de permisos penitenciarios, puesto que se trata de salidas programadas para realizar paseos ornitológicos y jornadas de observación. En esta fase, Purroy contará con el apoyo de Victorino Díaz, aficionado a la fotografía y un excelente conocedor de la fauna en esta zona. El proyecto adquiere un carácter científico en cuanto que los registros de los internos, que podrían realizar su trabajo incluso desde la propia cárcel y a quienes se les enseñará a indentificar a las aves, aportarán datos como el inventario de las especies observadas en el áera de Mansilla y de los Oteros o su comportamiento y hábitos, caso de las migraciones. La avutarda, el ave voladora de mayor peso, tendrá especial protagonismo en el proyecto. «Se les puede enseñar que hay opciones en los alrededores de la prisión y de que eso puede servirles en el futuro como una salida profesional», manifiesta Purroy en tono entusiasta. Tratamiento resocializador Esa responsabilidad medioambiental que se ofrece a los internos es parte del tratamiento resocializador. En el futuro, el programa promoverá convenios con ayuntamientos del entorno para que los presos avuman tengan una oportunidad remunerada en actuaciones ambientales relacionadas, por ejemplo, con los cotos de caza o la recuperación de lagunas. Una de las intervenciones de las que se espera mayor éxito es la celebración de un videofórum. Se proyectarán películas de temas medioambientales a un grupo de internos, con un posterior debate sobre el tema tratado. Uno de los pilares de este plan es la participación de los internos en programas de voluntariado. Con esta actividad se pretende que los presos entren en contacto con grupos normalizados para realizar tareas en la naturaleza, en las que además de estar llevando a cabo acciones que les exigen una responsabilidad social y de compromiso, está adquiriendo habilidades sociales que les van a facilitar su incorporación social. Otra posibilidad que queda abierta es el anillamiento de aves que se llevaría a cabo durante las migraciones y que mostraría a los participantes el por qué de esta práctica.

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