Aún faltan por ejecutar la mitad de las obras previstas en el Plan Director del templo, aprobado hace diez años
La fachada sur de la Catedral corre un grave riesgo si no se interviene pronto
El desplome de dos gárgolas ha sido el «grito» de alerta de una Catedral absolutamente frágil. El templo gótico necesita para seguir en pie un mínimo de seis millones de euros, según el administrador de la Catedral, Mario González. El presupuesto habría que actualizarlo, porque se calculó hace diez años, cuando se redactó el Plan Director del templo. Desde entonces, apenas se han ejecutado la mitad de las obras previstas, y eso que de algunas depende la estabilidad del primer edificio declarado monumento nacional en España. Es el caso del hastial sur, sin duda el punto débil de la basílica, por la fragilidad de los cimientos, asentados sobre las primitivas construcciones -las termas romanas y la catedral románica-. El arquitecto conservador de la Catedral, Mariano Díez Sáenz de Miera, afirma que si no se interviene pronto, es posible que las grapas de bronce colocadas en el siglo XIX para «apuntalar» este flanco hagan reventar las fábricas. Los daños en algunas piedras son perfectamente visibles. El tinte verde apreciable en muchas de ellas es el síntoma inequívoco del avance del óxido. Precisamente, las dos gárgolas que se precipitaron al vacío hace unos días estaban situadas en esta fachada meridional. Desde ayer, Sáenz de Miera y tres expertos en petrología revisan uno a uno los más de 7.000 ornamentos que decoran las fachadas de la Catedral -desde gárgolas, a pináculos, así como esculturas, tracerías, gabletes, agujas...-, con el fin de determinar su grado de sujeción y detectar posibles daños. De momento, ya han averiguado que son diechiocho y no doce las gárgolas que la basílica ha ido perdiendo en distintas épocas -como las dos últimas, fechadas en el siglo XIII-. El arquitecto conservador también destaca el grado de deterioro que sufren las bóvedas del claustro, debido fundamentalmente a las humedades. Hace cinco años se convocó un concurso de ideas para resolver este problema, que ha devorado buena parte de los frescos que lo decoran. El ganador de aquella convocatoria fue el arquitecto navarro Miguel Otxotorena, quien proponía cubrirlo con una estructura de cristal con forma de cubo. Sáenz de Miera no es partidario de cerrar el claustro, porque sería desvirtuar su concepción original. La lista de obras urgentes incluye arreglar la piedra del triforio, prevista junto a la rehabilitación de las vidrieras que se efectúa actualmente. Asimismo, es preciso intervenir en todas las portadas para salvar las esculturas. También hay que restaurar con urgencia los dos sepulcros góticos, así como todos los pináculos de la capilla de Santiago, que se están «desplomando» uno a uno. Cuando concluya el Plan Catedral quedarán pendientes de restaurar 900 metros cuadrados de vidrieras. Sáenz de Miera subraya que son fundamentales las obras de mantenimiento. El Cabildo y algunos partidos defienden la creación de un taller permanente. Bastaría con tres obreros expertos, cuyo coste anual rondaría los 54.000 euros. «La Catedral no necesita científicos del CSI que vengan a decirnos por qué se cae, porque ya lo sabemos, lo que necesita es dinero» JOAQUÍN OTERO, secretario general de la UPL