Entre los detenidos hay un ex-militar que planteó atacar intereses judíos y depósitos de Cepsa
Los islamistas de Ceuta querían atentar contra un supermercado y la feria local
Garzón ordena el ingreso en prisión de siete de los once detenidos en la «operación Duna»
El juez de la Audiencia Nacional, Baltasar Garzón, acusa a los miembros de la célula islamista desmantelada el martes en Ceuta por la Policía de planear ataques terroristas, incluidas acciones de tipo suicida, contra un supermercado, el recinto ferial, depósitos de combustible y un polvorín de la ciudad. En su auto, en el que ordena encarcelar a siete de los once arrestados, el magistrado les sitúa dentro del grupo terrorista salafista Salafia Yihadia , que considera el «brazo armado de Al Qaida en el norte de África», y señala que al menos uno de ellos estaba listo para un ataque suicida. Garzón explica en su resolución que la actividad de los detenidos estaba en «grado bastante incipiente», por lo que su captura, realizada en el marco de la operación Duna , evitaron riesgos mayores «contra la vida de las personas y los bienes». No obstante, los sospechosos, entre los que figura un ex soldado del Ejército, habían elegido ya algunos de sus objetivos. Así, en abril plantearon asaltar el polvorín militar de la Fortaleza de El Hacho para robar armas y explosivos. De las escuchas y pinchazos telefónicos realizados por los servicios de información se desprende que, además de armarse, los detenidos -liderados por Karim Abdeselam Mohamed y Fuad Mohamed Abdeselam- se habían preocupado de buscar objetivos para sus ataques. En concreto, se habían fijado en un supermercado ceutí de la cadena Hipersol y en el recinto ferial de la ciudad, donde pensaron actuar durante las fiestas locales para «producir intimidación entre la población ceutí», según consta en el auto. El juez corrobora la afirmación del ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, de que fue el paso «de la discusión doctrinal a planteamientos más operativos» lo que motivó la actuación contra el grupo, que estaba siendo vigilado desde el 2005. Morir por Alá Hasta entonces, sus miembros se habían limitado a labores de proselitismo islámico y adoctrinamiento en las mezquitas, a hacer pintadas radicales y a extender rumores de posibles atentados. Su única acción fue la quema de un morabito (ermita musulmana) en el cementerio de Sidi Embarek, cuya existencia consideran «aberrante» los salafistas. Mustafá Adderrahaman Ahmed, alias Tufito , había propuesto varias veces atentar contra intereses judíos y depósitos de combustible de la empresa Cepsa en Ceuta. En su casa, la policía halló un revólver de fogueo, pasamontañas, fotos y vídeos de Osama Bin Laden y un testamento de despedida dirigido a su madre, a quien decía: «Alá me envió a luchar y ser sacrificado en su causa. Roguemos a Alá que acepte de nosotros el esfuerzo y que nos cobije en la sublimidad de su paraíso con su voluntad. No os aflijáis ni me lloréis. Siempre estaré en vuestros corazones». Otro miembro destacado del grupo enviado a prisión es Abdelkrim Chaid Abdelaziz, un ex militar de las Fuerzas Armadas españolas. El juez le considera «miembro relevante» de la célula y le acusa de haber presionado a un imán (clérigo musulmán) ceutí para que radicalizara sus discursos, así como de haber celebrado reuniones con los otros miembros en su domicilio. En su casa, la policía intervino documentación falsa con su foto a nombre de otros miembros de la célula. El juez considera que los hechos descritos pueden ser constitutivos de delitos de integración en organización terrorista, terrorismo y falsedad, y por ello ordena el ingreso en prisión incondicional y comunicada de siete de los detenidos. Los otros cuatro, Reduan Ahmed Abderraman, Admed Mustafa Mohamed, Rachid Mustafa Mohamed y Mohamed Tarik Chaib Abdelaziz quedaron en libertad provisional al no haber «quedado constatada hasta el momento su vinculación con la red terrorista investigada».