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Parte de los colorantes alimentarios producidos en los últimos dos años están a punto de caducar

Vitatene almacena producción de baja calidad que no encuentra compradores

El cliente para el que se creó la línea ha rechazado las sustancias por no cumplir las exigencias

León

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Vitatene acumula en sus almacenes la producción de colorantes alimentarios (sobre todo betacarotenos) elaborados por la empresa en los dos últimos años, a la espera de encontrar compradores que acepten una mercancía rechazada por la multinacional alemana que encargó su fabricación a la planta leonesa. La sociedad germana ha rechazado las sustancias porque considera que no reúnen el nivel de calidad adecuado. Hasta ahora Vitatene, la empresa en la que la multinacional Sir Fidia ha puesto sus expectativas de futuro para reflotar Antibióticos, no ha conseguido clientes que acepten los colorantes ya fabricados, por lo que parte de esta producción corre peligro de caducar, según fuentes de CC.OO. Desde hace dos años los departamentos de investigación de Vitatene llevan a cabo proyectos para satisfacer las expectativas de su cliente alemán, un objetivo que de momento no se ha conseguido. Según explicó la empresa en la última reunión de la comisión de seguimiento, celebrada la semana pasada, el equipo se ha fijado un plazo de cuatro semanas para intentar mejorar la calidad de los colorantes alimentarios. Precisamente la elaboración de estas sustancias fue el proyecto sobre el que se basó la constitución de Vitatene en 1999, como principal iniciativa diversificadora de Antibióticos, que por entonces comenzaba a sufrir la caída de precios de las penicilinas (su principal producción) en los mercados internacionales. La aparición de componentes farmacéuticos nuevos y la competencia de las fábricas de penicilina chinas e indias, con precios de venta sensiblemente más bajos, fueron a finales de los 90 las causas de la crisis que padece Antibióticos. Una crisis de la que parece que no será fácil salir, a la luz de los resultados del primer año de aplicación del Plan Industrial, firmado en octubre del 2005 y que contemplaba la inversión en nuevos productos para buscar nuevos mercados. Pero sobre todo basaba la rentabilidad de la empresa en las ventas de Vitatene, que debería haber dado ya importantes beneficios en el ejercicio actual. La dirección de la empresa no ha facilitado los datos económicos de Vitatene a las administraciones públicas y los sindicatos que forman parte de la comisión de seguimiento del plan (lo que ha sido interpretado como un ejercicio de opacidad), pero las cifras que se refieren a la facturación son esclarecedoras. Hasta el mes de octubre la planta había duplicado su facturación sobre el mismo mes del año anterior, hasta los 2,5 millones de euros; pero se había quedado lejos de las expectativas marcadas por la propia empresa, que contemplaban ventas superiores a los siete millones . Un resultado cuestionable después de cinco años de intentos de poner en marcha esta empresa, para la que en su día se anunció una inversión que rondaba los 35 millones de euros, que debería haber llevado a Antibióticos a beneficios dos años después, en el 2002. Al presentar entonces el proyecto la empresa (entonces integrada en la multinacional italiana Montedison) destacaba que los estudios de mercado preveían una importante demanda de integradores y colorantes alimentarios hasta el 2005. Los retrasos en el inicio de la producción (prevista inicialmente para el 2001) y las complicaciones para colocar en el mercado las sustancias desarrolladas han puesto en entredicho la voluntad real de la multinacional italiana de sacar adelante un proyecto del que depende también el futuro de Antibióticos. 1397124194

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