Los restos del vertedero de Castrillo se trasladarán a Valladolid tras la Navidad

Los vecinos de Castrillo de la Ribera han ido olvidando la agria lotería de Navidad que vivieron el año pasado, aunque no han conseguido desterrar de sus retinas las llamas que redujeron a cenizas el más de medio millón de ruedas que se acumulaban sin control en la zona, ni la columna de humo negro que se elevó treinta metros sobre sus cabezas el 22 de diciembre del 2005 desatando todos sus temores. El incendio del vertedero ilegal de Castrillo se ha convertido en todo un símbolo de la ineficacia burocrática y judicial. El fuego se apoderó del depósito y puso en riesgo a la población a pesar de las advertencias, de las denuncias interpuestas por el Ayuntamiento de Villaturiel durante seis años y de las múltiples sanciones de la Junta al propietario por amontonar supuestamente de forma ilegal miles de neumáticos usados. La crónica del suceso comenzó a escribirse, casi como un chiste, en el 2000. Ese año, un empresario presentó a la opinión pública un curioso proyecto para producir lechugas dentro de las ruedas de caucho. La idea se vendió bajo el paragüas de agricultura ecológica pionera en la provincia. Así, a la parcela de 11.000 metros cuadrados fueron llegando camiones cargados con ruedas viejas con las que se fabricarían, aparentemente, los invernaderos de hortalizas. El alcalde de Villaturiel, Valentín Martínez, recuerda que «fue un auténtico gol a la Administración, porque el proyecto jamás se puso en marcha, pero sirvió para encubrir el auténtico negocio del depósito de ruedas usadas, que vulneró todos los precintos y las multas económicas». El fuego entorpeció, además, la primera solución que estaban a punto de alcanzar el Ayuntamiento y la Junta para desterrar los neumáticos de Castrillo. Dos meses antes, el Gobierno autonómico se había ofrecido a retirar las ruedas sufragando el 75% del coste. El incendio se burló de la propuesta y ha logrado retrasar otro año las soluciones, esta vez, por la lentitud de la Justicia para autorizar la entrada de Medio Ambiente en la parcela privada, una vez que el propietario se declaró insolvente. Los trabajos de limpieza fueron declarados «como un servicio de emergencia» el pasado 16 de noviembre y la adjudicataria, la empresa Lajo y Rodríguez, ha comenzado a trabajar con tres excavadoras, una pala y una criba. Según explican, están separando por familias los restos calcinados, amontonando la tierra, la goma y el hierro que comenzarán a sacar con destino al vertedero vallisoletano de Santovenia a partir de Reyes. Después, sellarán el solar. «A la mujer, cada vez que venía a la finca, le picaba la garganta. El médico le recomendó usar una careta. Así hubo más vecinos» JUSTINIANO GONZÁLEZ FERNÁNDEZ, vecino de Castrillo de la Ribera