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Detenidos seis «hackers» con datos bancarios de más de 20.000 clientes

Publicado por
m. sáiz-pardo | madrid
León

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Los especialistas de la Guardia Civil han desarticulado un grupo de piratas informáticos ( hackers ) que robaron a través de Internet datos bancarios de más de 20.000 internautas españoles. La red, compuesta por seis marroquíes y dirigida por un joven de 19 años, disponía además de 200.000 direcciones de correos electrónicos y varias páginas de recargas de móviles para futuras estafas masivas. Los investigadores todavía no se atreven a precisar las cantidades sustraídas, aunque hablan de millones de euros. La denominada operación Siluro , llevada a cabo en Navarra y Málaga por agentes del Equipo de Investigación Tecnológica y del Grupo de Delitos Telemáticos, comenzó hace un año cuando una persona de la comunidad foral denunció que le habían sustraído todo el dinero de su cuenta mediante transferencias no autorizadas. Envío masivo de correos Tras las primeras investigaciones, la Guardia Civil detectó numerosas campañas de phishing , el envío masivo de correos electrónicos en los que se suplanta la identidad de entidades bancarias para pedir datos a los clientes. Los agentes descubrieron que el grupo operaba desde Fuengirola (Málaga) y que se ocultaba utilizando redes inalámbricas wi-fi ajenas, a las que accedía violando sus contraseñas. Una vez dentro, los hackers distribuían el phishing , del que obtuvieron buena parte de los datos bancarios de los 20.000 afectados. Pero la suplantación de los portales de los bancos no era su único método de robar información económica. Los piratas también accedían a sistemas informáticos de empresas, vulnerando la seguridad y copiando sus bases de datos. Además, habían abierto diez páginas web para la recarga de tarjetas prepago de teléfonos móviles a mitad de precio que utilizaban para hacerse con los datos bancarios de las personas que recargaban sus tarjetas. Esos datos eran utilizados sobre todo para realizar compras fraudulentas a través de la Red. Para blanquear el dinero y evitar la localización de los ordenadores desde los que operaban, las cantidades robadas eran transferidas a la cuenta bancaria de una tercera persona (la mula ), que ofrecía su cuenta a cambio de un porcentaje.