Diario de León

El primer asesinado de ETA desde el 2003 era un modesto trabajador

La madre de la víctima de ETA, ayer en Ambate (Ecuador)

La madre de la víctima de ETA, ayer en Ambate (Ecuador)

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Gonzalo Bareño - redacción | madrid
León

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Carlos Alonso Palate, de 35 años, un modesto trabajador empleado en una fábrica de plásticos de Valencia, se convirtió en la primera víctima mortal de ETA tras tres años y medio sin asesinatos. Una vez más, la banda terrorista siega la vida de una persona humilde con el pretexto de reivindicar sus ideas. La última persona a la que ETA arrancó la vida fue el policía nacional Julián Embid, quien, junto a su compañero Bonifacio Martín, fue asesinado en un atentado con una bomba lapa colocada bajo su vehículo en Sangüesa (Navarra) en mayo del 2003. Palate llevaba cinco años en España. Tuvo tiempo por tanto de asistir a 23 asesinatos de la banda terrorista anteriores al suyo. En el 2001, cuando Carlos llegó a nuestro país, ETA asesinó a 15 personas. Un año después, en el 2002, las víctimas fueron cinco, y en el 2003 ascendieron a tres. Este modesto hombre, nacido en la pequeña localidad ecuatoriana de Ambato y cuya única ambición era comprarle una casa a su padre en su país de origen, nunca imaginó que él sería el siguiente. Su primo Oswaldo asegura que cuando acudieron a la comisaría a denunciar la falta de Carlos la policía ni siquiera les creyó. Pensaron que pretendían aprovecharse del atentado y tuvieron que aportar multitud de datos antes de que se le declarara oficialmente como desaparecido. El Gobierno costeó el viaje de su hermano Luis Jaime desde Ecuador para conocer de cerca las labores de rescate. Palate tenía otro hermano y una hermana en el país sudamericano, además de su padre y su madre, que es invidente. Los familiares han recordado que el último contacto que tuvieron con Carlos fue la llamada telefónica que les hizo dos días antes del atentado para felicitarles las fiestas y desearles un feliz año nuevo. ETA se ha ocupado de que su deseo no quede cumplido.

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