La clientela convencional de las líneas regulares también baja el 50%
Sin llegar a los porcentajes de subvención del transporte a la demanda las líneas convencionales de cercanías del transporte de viajeros han pasado también de ser una concesión pública ampliamente disputada a «riesgo y ventura», según el argot de las antiguas empresas, a precisar de cuantiosas ayudas para mantenerse. El problema parte de un triple parámetro: incluso en las zonas más despobladas las familias disponen de un coche o dos, los autobuses regulares atienden sólo a una minoría de ancianos solitarios y, entre unos y otros, cada vez quedan menos usuarios. Si las concesiones de transporte público se rigieran por estrictos criterios de rentabilidad empresarial haría tiempo que los autobuses rurales habrían desaparecido del mapa de Castilla y León. Un resumido estudio de la patronal del sector lo aclara en pocas líneas: «la comunidad autónoma, con una superficie de 94.224 kilómetros cuadrados, es una de las regiones más extensas de Europa, además con una densidad demográfica de sólo 27 habitantes por kilómetro cuadrado frente a una media de 115 en la UE y 78 en España». «La mayor parte, además, se concentra en los núcleos urbanos más importantes y fundamentalmente en las capitales de provincia, destacando el considerable número de pueblos de pequeño tamaño (cerca de 6.000) en mucha mayor dispersión que cualquier otra región española». Sólo en la provincia de León el número de municipios es de 212 y el de pequeños pueblos de casi 1.600, la inmensa mayoría de los cuales apenas suman unos pocos centenares de vecinos. Déficit «Estas características», se añade, «configuran una red de transportes con muchos tráficos rurales que conectan en la mayoría de los casos con la capital de la provincia o comarca a través de itinerarios muy largos y expediciones con escasa ocupación, determinantes de una igualmente escasa rentabilidad y siendo deficitarias la mayoría de las concesiones de transporte público (...), hecho que dificulta su sostenimiento y obliga a la Junta a realizar aportaciones financieras en forma de subvenciones». Dicho de otra forma, el sostenimiento de los autobuses rurales requiere similares ayudas, aunque de no de tan altos vuelos, como las compañías que operan en el también pequeño aeropuerto de la capital. En el conjunto de la autonomía el servicio público de transporte de viajeros por carretera cuenta con un total de 160 concesiones de itinerarios y horarios fijos, a las que se añaden 108 autorizaciones administrativas más en condiciones más flexibles, lo que mueve al año cerca de medio millón de expediciones con un número al menos veinte veces superior de usuarios. En los últimos diez años, sin embargo, la clientela se ha reducido a la mitad «y tiende a bajar aún más, incluso en líeas y fechas que antes tenían que ser reforzadas, por ejemplo la de Villablino, que ha caído lo mismo que su economía».