Fue cedido para una exposición en Roma en el año 2000 y una delegación española tuvo que ir urgentemente a rescatarlo
La Biblioteca Nacional prestó el códice leonés más valioso y lo recibió destrozado
El códice de Facundo, más conocido como el Beato de Fernando I y Sancha, del año 1047, que fue sustraído de la colegiata de San Isidoro en 1580 y actualmente se custodia en la Biblioteca Nacional de Madrid, (vit. 14-2), ha sido objeto de graves daños producidos por la humedad que afectan irreversiblemente a toda su estructura, durante una exposición celebrada en Roma hace siete años. El que está considerado como uno de los dos manuscritos iluminados más valiosos del período alto medieval, el Beato de Facundo, se mantiene en los sótanos de la Biblioteca Nacional de Madrid bajo unas fuertes condiciones de seguridad y de preservación, tras haber sido prestado a Roma para la exposición Romei e Giubilei , que tuvo lugar del 21 al 26 de febrero del año 2000 en el Palazzo Venezia, siendo comisario de la misma Mario D'Onofrio. Una comisión de expertos españoles fue enviada urgentemente a Roma por la entonces ministra de cultura Pilar del Castillo, para que retiraran de inmediato el códice y regresaran con él a España, debido a que estaba entrando en un proceso irreversible de deterioro, causado por el alto grado de humedad del lugar donde estaba expuesto y las pobres medidas de preservación a las que se sometió. A raíz de este daño, calificado como «gravísimo», el jefe de Manuscritos, Incunables y Raros de la Biblioteca Nacional, Julián Martín Abad, y todos los conservadores que han tenido acceso al manuscrito, han emitido un informe recomendando no prestar más el original y tampoco autorizar ningún tipo de fotografía o manipulado. Este documento, que debería ser público, como sucede en todos los museos cuando ocurre algo con cualquier pieza, se ha mantenido, sin embargo en el más absoluto secreto y no se ha dado a conocer en ningún momento en todos estos años. Martín Abad negó a éste periódico el acceso al códice, al tiempo que manifestaba que el «manuscrito está en perfectas condiciones». Sin embargo, expertos en códices y personal de la propia Biblioteca han ratificado a Diario de León que el manuscrito de Facundo se encontraba «herido de muerte». Rosa Regás, directora de la Biblioteca Nacional desde el 2004, aseguró a este periódico que desconocía el hecho, porque «no estaba en este puesto cuando se produjo», pero que inmediatamente nos pondría en contacto con la máxima responsable de la Biblioteca, la directora técnica, Teresa Malo de Molina, anteriormente bibliotecaria de la Universidad Carlos III de Madrid y coordinadora de proyectos tecnológicos en el ámbito de las Bibliotecas e Internet. Malo de Molina, quien en un principio rechazó de plano que el Beato estuviera ni siquiera levemente deteriorado, «a no ser un cierre», tuvo que reconocer que los daños sufridos en Roma eran de gravedad a juzgar por el informe emitido por el Laboratorio de Restauración de la propia Biblioteca. En el año 2000, fecha en la que se produjo el daño, era ministra de Cultura Pilar del Castillo y director de la Biblioteca Nacional Luis Alberto de Cuenca. Bajo su supervisión, se permitió la salida del códice, pese a estar ya con problemas en el folio 317 y correr peligro de ser dañado por luz fuerte. Sin embargo, eso se ignoró o no se le dio la debida prioridad y el precioso manuscrito partió para Roma donde no contó con los cuidados ni las condiciones debidas y exigidas para este tipo de obras y sufrió daños por los que tuvo que ser retirado urgentemente y regresar con él a España custodiado por una comisión de expertos enviados ex profeso para tal fin. Ninguna biblioteca del mundo autoriza una edición facsímil habiendo una edición de alta calidad en el mercado -como la hay-, un hecho que quedó reflejado durante la inspección al original al comprobar que la edición facsimil con la que habíamos trabajado en San Isidoro, era tan perfecta que en algunos momentos era difícil distinguirla de la que teníamos delante. Como apuntó la propia directora Técnica: «Moleiro hizo en su día (1994) una edición maravillosa y cuidó los detalles al máximo». Un facsímil inexplicable ¿Para qué una nueva? ¿Para qué manipular un códice que los técnicos aconsejaban mantener el más alto estado de conservación después de lo de Roma? Esto sólo sería «lógico» si la primera edición facsimilar se hubiera hecho hace muchos años y no alcanzara una calidad aceptable, y que ahora, gracias a las técnicas nuevas se pudiera conseguir. Pero lo verdaderamente preocupante es el por qué se ocultó durante seis años ese informe cuando los responsables de la biblioteca eran otros. ¿Qué oculta, o qué razones tuvo y tenía hasta ahora, la actual directora Rosa Regás para continuar manteniendo un suceso tan escandaloso?. Y otra pregunta: si esta joya bibliográfica estaba en esas condiciones y se ocultaba, ¿no podría estar ocurriendo lo mismo con otros manuscritos y códices que estén en igual o peor estado? Diario de León ha tenido acceso al códice original con el permiso de la directora técnica, quien nos lo enseñó personalmente y ha podido comprobar que el manuscrito mantiene un alto grado de humedad con los folios notoriamente abarquillados y síntomas abrasivos en la superficie de las miniaturas. La señora Malo de Molina apuntó que aunque el estado no era crítico, sin embargo admitió la gravedad en la que se encontraba, por lo que «no volverá a prestarse bajo ningún concepto para ninguna exposición, ni manipulado», señaló. Esta decisión llega, desgraciadamente, demasiado tarde, porque el Beato de Fernado I y Sancha , a juzgar por la opinión no sólo de los expertos de la propia Biblioteca sino de otros prestigiosos restauradores a los que hemos consultado, está en proceso irreversible de destrucción «que el tiempo cumplirá inexorablemente»... ««Tanto ocultismo y negativa para dejar ver el Beato de Fernando I y Sancha en un principio era muy sospechoso, y al parecer ahora se confirman las malas noticias» ANTONIO VIÑAYO, abad emérito de San Isidoro «Yo desconocía lo que ha sucedido con el Beato de Fernando I y Sancha, porque no estaba en este puesto cuando sucedió lo de la exposición de Roma» ROSA REGÁS, directora de la Biblioteca Nacional