Un voto de decepción, castigo y censura

¿HA comenzado la caída de Zapatero? Una encuesta nunca ofrece una conclusión tan definitiva. Y menos, cuando la opinión pública está condicionada por un acontecimiento dramático como el atentado terrorista de Barajas. Lo que este sondeo contiene, antes que nada, es un doble mensaje: primero, de decepción por el desenlace del llamado proceso de paz y, segundo, un severo voto de castigo al gobierno por la gestión de esa crisis. Tan severo, que la sociedad española estaría dispuesta a mandarlo a la oposición. Le quita varios puntos de respaldo de golpe. No hay antecedentes de un castigo tan rápido y radical. Al tratarse de una censura puntual, basada en un hecho concreto, podría pensarse que la intención de voto perdida es recuperable. Podría pensarse, incluso, que pueden haberse producido oscilaciones desde la fecha del sondeo (15 de enero), como consecuencia del debate parlamentario. Es posible. Sin embargo, los datos ofrecen una novedad de gran importancia para las expectativas de poder: hasta ahora, Partido Popular y Socialista estaban en empate técnico, pero el PP no conseguía los votos perdidos por el partido gobernante. Bajaba el PSOE, pero él no crecía. En este momento, sí. Si Rajoy consigue sobrepasar a Zapatero, es porque crece tres puntos, mientras los socialistas pierden casi cuatro. Otra lectura es la consagración del bipartidismo. Hay un porcentaje de votos que oscila entre los dos grandes. Son votos de ida y vuelta, intercambiables, que deciden quién gobierna. El resto de las fuerzas políticas (incluido el crecimiento de Izquierda Unida) apenas se mueve unas décimas. En su conjunto, tendrían los mismos escaños que hoy. Se trata de un voto escaso, pero fiel: no sufren la erosión de los grandes contendientes. No hay mayoría absoluta. Los escaños atribuidos al PP le permiten gobernar, pero necesitará apoyos. Queda obligado a entenderse con el nacionalismo vasco o el catalán. La continuidad del «bloque anti PP» formado estos días nos encaminaría a una legislatura inestable y a un gobierno débil que no pasaría una moción de censura. Esa es otra lección de la encuesta: la actual soledad del PP le puede resultar rentable, pero su prolongación puede ser suicida. Rajoy tiene una tarea prioritaria: buscar socios. Por lo menos, hacer amigos.