Diario de León

El aparato que se estrelló en Navarra sufrió una inclinación antes de precipitarse contra el suelo

Alonso afirma que los helicópteros Cougar ofrecen todas las garantías

El soldado español, de Galicia, y el colombiano fallecidos reciben la Cruz del Mérito Militar

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El helicóptero militar Cougar que se estrelló el lunes en Navarra con cuatro soldados a bordo empezó a inclinarse a la derecha momentos antes de impactar con el suelo. Al parecer, sufrió un problema durante el vuelo, porque instantes después comenzó a descender a gran velocidad, ladeado y sin control. Impactó con las aspas y rebotó tres veces contra el suelo, perdiendo parte del fuselaje. Después, explotó, segando la vida del gallego Ángel Estraviz Córdoba y del colombiano Andrés Avendaño. Así lo certifican los testigos del accidente y el propio ministro de Defensa, José Antonio Alonso, que comentó ayer esta anomalía tras los funerales de las dos víctimas mortales. Alonso, sin embargo, quiso ser comedido y se limitó a recordar que una comisión interministerial formada por expertos de los departamentos de Interior y Defensa dará a conocer sus conclusiones dentro de unos días. El ministro añadió que los helicópteros Cougar ofrecen todas las garantías y son utilizados por los mejores ejércitos del mundo. Diferencias Estas últimas declaraciones de Alonso parecían destinadas a desterrar las dudas que pudieran surgir sobre la fiabilidad de los Cougar. El Ejército ya ha perdido dos en 18 meses. Y es que las circunstancias de la tragedia de Navarra recordaron mucho a las de hace año y medio en Afganistán. El mismo modelo de aparato, dos helicópteros que vuelan juntos en misión de entrenamiento, uno de ellos que remonta una loma y, después, se precipita hacia el desastre. Rebota varias veces en el suelo y explota. Sin embargo, entre los dos casos parecen mediar más diferencias que similitudes. En el accidente de Afganistán, los pilotos no experimentaron ninguna anomalía antes de que la panza de su aparato rozara con una pequeña meseta y se desestabilizara irremediablemente. En la tragedia de Navarra, a falta de lo que testifiquen los pilotos supervivientes, los problemas parece que surgieron antes. El viento, que resultó determinante en Herat, no existió en Sesma. Lo que sí fue igual en ambos casos fue el infierno que se desató después de que los aparatos empezaran a rebotar en el suelo. La explosión de los depósitos de combustible convirtió los helicópteros en un horno mortal. En el de Afganistán se alcanzaron más de mil grados. Es difícil saber a qué temperatura se llegó en Sesma, pero el cuerpo del sargento primero gallego Ángel Manuel Estráviz quedó carbonizado dentro del vehículo. El del cabo primero colombiano Andrés Avendaño no corrió mejor suerte. Dada su condición de tirador, estaba junto a la puerta del aparato. Apareció a un metro del helicóptero. Tanto el militar gallego como el colombiano recibieron ayer en su funeral la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo a título póstumo. Existe cierta confusión sobre cómo lograron salvar la vida los dos pilotos. Un testigo afirma que los vio deambulando después de la explosión junto al aparato. No se sabe si salieron despedidos o por su propio pie. Ambos sufren fuertes quemaduras. Ayer se temía por la vida de uno de ellos, el vallisoletano Domingo Hernando Torres. Entierro en Guitiriz Ángel Estraviz Córdoba, uno de los dos soldados fallecidos en el accidente de anteayer, será enterrado a primeras horas de la tarde de hoy en Guitiriz, lugar en el que vivió gran parte de su vida.

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