Todo empezó con la carta de un cubano que pedía ayuda en 1996

La historia del Programa Añoranza de la Diputación no fue iniciativa de ningún político local, sino que se remonta a una carta de petición de ayuda remitida en noviembre de 1996 por un leonés residente en Santiago de Cuba, en la que, además de describir las difíciles condiciones económicas por las que atravesaba aquel país y la situación de precariedad en la que subsistían la mayoría de los leoneses antaño emigrados a la isla, relataba el sentimiento de nostalgia que les invadía al verse apartados de la tierra que les vio nacer, de sus gentes y de sus paisajes. El cubano-leonés recordaba también al presidente de la Diputación de la época, José Antonio Díez, que autonomías como la gallega, la canaria y, dentro de la de Castilla y León, las instituciones locales de Zamora, estaban realizando ya «programas de reencuentro» que aquí echaban de menos. La petición del cubano fue atendida por unanimidad de todos los grupos políticos representados en el Palacio de los Guzmanes y cuajó en un acuerdo de ayuda para este tipo de viajes aprobado por el Pleno el 30 de abril de 1997. Los viajes empezaron desde Cuba, como país peticionario, y se extendieron luego en años sucesivos a Argentina, Brasil, Venezuela, México y otros.