Diario de León

Víctimas y verdugos se vieron las caras

Las acusacicones que representan a los afectados llegaron divididas al juicio. La mayoría no acudieron a la primera sesión de la vista oral, que no tuvo incidentes

Pilar Manjón y Jamilah, madre de una de las víctimas y esposa de un acusado

Pilar Manjón y Jamilah, madre de una de las víctimas y esposa de un acusado

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Julio Á. Fariñas - enviado especial | madrid
León

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Los amantes del morbo fueron los grandes defraudados por la apertura de la vista oral contra los 29 acusados que se sientan en el banquillo de la Casa de Campo, para responder de los cargos que pesan contra ellos como presuntos implicados en la masacre del 11 -M. Sólo una mínima parte de las víctimas y sus familiares se armaron de valor y presenciaron la primera sesión del juicio. Las que acudieron ofrecieron toda una lección de dignidad. No hubo llantos ni gritos, sólo miradas firmes a los verdugos, que la mayoría de los acusados custodiados en el interior de la pecera de seguridad no fueron capaces de aguantar. «Yo les he mirado a los ojos y ellos han apartado la vista: me destrozaron la vida, pero no han acabado conmigo», declaraba en el primer receso Pilar Manjón, presidenta de una de las tres asociaciones de víctimas que están perso-nadas en el juicio. Ella, que es el icono de las víctimas, ves-tida toda de negro luto y con los brazos cruzados, clavó su mirada uno tras otro en los 18 acusados que permanecen en prisión provisional. «Me he levantado para que se queden con mi cara, porque voy a ser su peor pesadilla», afirmaba por su parte la madre de Daniel, un muchacho de 20 años que falleció en el tren que saltó por los aires en Vallecas. Ninguno se atrevió a aguantarle la mirada. Unos, como el asturiano Suárez Trashorras, lisa y llanamente le dieron la espalda para sacarla de su campo de visión. Otros, como Jamal Zougam, no se dieron por aludidos. Al final de la sesión matinal, hubo víctimas, sobre todo las más jóvenes, que se acercaron al cristal de la pecera para recriminarles, pero el incidente no pasó a mayores. Los responsables de sacar adelante este juicio le están prestando una atención preferente a las víctimas, como no podía ser menos. No sólo han puesto a su disposición de forma permanente diez psicólogos y dos médicos, sino que le han acondicionado una sala desde la que puede seguir la vista sin que nadie las moleste. La responsable de relaciones con los medios de la Audiencia Nacional repartió en la sala de prensa unas originales tarjetas postales en las que, en varios idiomas, pide que los medios las respeten si no quieren hacer declaraciones. Pero la sala de las víctimas estuvo vacía, al igual que la mayor parte de los asientos que tenían reservados en la sala de vistas. La división existente entre ellas es patente en el juicio. Ejercen la acusación particular por separado y sostienen estrategias bien diferentes. A la tradicional división entre la Asociación de Víctimas del 11-M y la de Víctimas del Terrorismo (AVT) se le ha sumado recientemente la Asociación 11-M Afectados, que es la que lidera Pilar Manjón.

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