Un buen musulmán que rechazó una manta por tener «pelos de mujer»

El acusado, en su declaración ante el juez instructor, que ayer se leyó en la vista, aseguró que no fue él, sino un conocido, quien 39 días antes de los atentados le dio de alta en una cuenta de correo electrónico con el 11 de marzo de 1970 como fecha falsa de nacimiento. La fiscal le preguntó, sin obtener respuesta, por qué eligió la fecha del atentado y si el año hacía referencia a la sura (precepto coránico) número 70, «la conocida como del juicio final». El Egipcio se esforzó por convencer al tribunal de que no es un musulmán «extremista». Pero la documentación traída al juicio recalca que, tras su detención, su única preocupación fue que le habían quitado el reloj y que era incapaz de identificar las horas de oración, que optó por no dormir para evitar que se le pasase el rezo de la madrugada, y que rechazó una manta por tener «pelos de mujer». Según las transcripciones de estas conversaciones, El Egipcio habría dicho del 11-M: «fue todo idea mía», «me costó mucha paciencia y mucho estudio», «fue mi proyecto y me llevó dos años y medio». El procesado no dirigió la vista a la fiscal Sánchez, pero aguantó la mirada de los miembros del tribunal y de los abogados acusadores. Un problema en la audición de una de las conversaciones provocó que su interrogatorio haya quedado suspendido por el momento. El juicio continúa hoy con la declaración de Youssef Belhadj, considerado el jefe militar de Al Qaida en Europa.