Diario de León

Gregorio Ramos, de 59 años, estaba prejubilado y cuidaba de toda la familia

Un hombre mata a su madre, a su esposa, a un hijo y después se suicida

El parricida intentó asesinar a otras dos hijas, residentes en Talavera de la Reina

Varios miembros de los servicios funerarios trasladan los cadáveres

Varios miembros de los servicios funerarios trasladan los cadáveres

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J. Vicente Muñoz - colpisa | gran canariatoledo

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Gregorio Ramos, de 59 años, hasta hace unos días un vecino modélico de la pequeña localidad toledana de El Real de San Vicente, protagonizó en la noche del viernes uno de los parricidios más sangrientos y macabros de los últimos años en España al matar con un hacha su madre, a su esposa y a su hijo mayor. Después de cometer el triple crimen, se desplazó hasta Talavera, donde residen sus dos hijas, y las atacó con la misma herramienta, aunque no logró su objetivo. Después, creyéndolas muertas, se suicidó al lanzarse desde el balcón de la vivienda. Nadie se explica que le pudo pasar por la cabeza a Gregorio Ramos para protagonizar esta carnicería. Había trabajado durante toda subida como conductor de autobús de una línea regular entre Madrid y su pueblo y en la actualidad se encontraba prejubilado, dedicado por entero al cuidado de su familia. El parricidio ocurrió en torno a la medianoche. Gregorio cogió un hacha con el que atacó primero a su madre, Salvadora, de 91 años; a su esposa Julia, de 62, y a su hijo, de nombre también Gregorio, de 28 años en la casa familiar situada en junto al cementerio del pueblo. Minutos después, sobre las 00.30 horas, según el testimonio de algunos vecinos, cogió un coche para recorrer los 25 kilómetros que separan el pueblo de Talavera de la Reina (Toledo), donde viven sus dos hijas, de 22 y 25 años. Una vez en la ciudad subió al séptimo piso de un bloque de viviendas de la calle Conde de Peromoro, en el que residen las dos jóvenes. Éstas le abrieron la puerta extrañadas de su visita a altas horas de la noche sin sospechar que su propio padre se había desplazado para matarlas. Una vez en el interior la emprendió a hachazos con las dos mujeres hasta el astil del hacha se rompió y las jóvenes quedaron inconscientes. Después de pensar que también las había matado decidió acabar con su vida arrojándose a la calle desde el balcón de este séptimo piso. Un cadáver en la calle Hacia las siete de la mañana de este sábado una llamada telefónica alertó a la Policía Nacional de Talavera del hallazgo del cadáver de un hombre en plena vía pública que parecía que había sido atropellado. Cuando los agentes confirmaron su identidad y averiguaron los datos de su domicilio se pusieron en contacto con la Guardia Civil para que informara a sus familiares de El Real de San Vicente. Fue entonces cuando los agentes del instituto armado descubrieron los tres cadáveres en la casa familiar del pueblo. Al mismo tiempo, los policías comprobaron que el cristal de la ventana de uno de los pisos del bloque más próximo al cadáver se encontraba roto y sospecharon que el cadáver podría haber caído desde esa vivienda. Cuando los agentes accedieron al domicilio en el que vivían las dos hijas del fallecido encontraron sus cuerpos tendidos en el suelo, aún con vida y en medio de un gran charco de sangre. Las dos jóvenes fueron trasladadas urgentemente al servicio de urgencias del hospital Nuestra Señora del Prado de Talavera donde ingresaron en la UVI en estado grave. Más tarde, una de ellas fue derivada al hospital Virgen de la Salud de Toledo dada la extrema gravedad de sus heridas. Esta joven está en estado de shock y no recuerda los hechos. «Estamos consternados. Nadie podía imaginar que Gregorio pudiera hacer una cosa así. Era un hombre modélico». Lo dice uno de los vecinos de la pequeña localidad toledana de El Real de San Vicente, horririzado por el parricidio protagonizado por uno de sus paisanos, que se quitó la vida la pasada madrugada después de matar a su madre -enferma de Alzheimer- a su esposa, con problemas en las piernas, y a su hijo, que sufría depresiones.

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