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Publicado por
LUIS IGNACIO PARADA
León

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¿A QUÉ veías anoche los telediarios y te daba la impresión de que había resucitado Manuel Summers? Sí, hombre, recuerda. Fue aquel dibujante, humorista y director de películas tan inolvidables como Del rosa al amarillo y Juguetes rotos que utilizó por primera vez la cámara oculta para filmar en plena calle las bromas a las que algunos actores compinchados sometían a los viandantes. Viendo ayer las sesiones del juicio del 11-M era inevitable recordar To er mundo é güeno , aquella película, tierna e indignante a la vez, en la que mostraba en toda su crudeza la ingenuidad, el candor, la credulidad de muchos españoles. Es tal el «escaparate de inocencia» que los abogados han diseñado para hacernos creer que sus defendidos nunca han matado a una mosca, es tan evidente la simulación de candidez con la que enmascaran sus rostros, son tan increíbles las historias con las que pretenden distraer a los magistrados y a quienes siguen el juicio en la sala o por los medios de comunicación que el oyente de buena fe cae en la tentación de pensar, por un momento, si en lugar de una superchería, una estrategia procesal o una treta largamente ensayada, aquello pudiera ser el error policial de unas detenciones precipitadas por la alarma social, el yerro de unos acusadores impotentes para luchar contracorriente, el deseo de ejemplaridad de las familias de las víctimas, las prisas de la sociedad deseosa de terminar de una vez por todas con aquella pesadilla. Pero no. En seguida te das cuenta de que ese «buenismo» es de guión; que igual que Summers diseñó situaciones inverosímiles intuyendo cómo la gente iba a reaccionar, los manuales de terrorismo que circulan en Internet han previsto con todo detalle cómo muyaidines y asimilados han de comportarse de acuerdo con los imperativos de su civilización, cultura y religión. Esto es muy serio para hacer de ello una broma. Así que ya no puede sorprenderte que Jamal Zougam, el que se encargó de comprar las tarjetas que se insertaron en los móviles conectados a los detonadores de las bombas del 11-M dijera ayer ante el juez: «Aún no sé por qué estoy en este juicio», cuando figura en el auto en el que Garzón procesó a Bin Laden y a otros 34 presuntos miembros de Al Qaida por el 11-S en Estados Unidos. Ni puede extrañarte que Basel Ghalyoun, otro de los presuntos autores materiales haya negado, leyéndolo en un guión que el juez le permitió consultar, tener relación alguna con los atentados, pese a que en su casa se encontró material informático incriminatorio y un documento en que se describe cuál debe ser el comportamiento adecuado para un buen musulmán. Igual que no te puedes creer que Abdelmajid Bouchar diga que no conoce el piso de Leganés, donde aparecieron entre los escombros su pasaporte y su abono transporte. Si tienes duda de que esto va a seguir así, como una farsa cuando es una tragedia, acuérdate de que Summers explotó el chollo. Después de To er mundo é güeno , escribió los guiones y dirigió To er mundo é mejó y To er mundo é demasiao.

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