Zapatero impuso a Idoia Rodríguez la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo
Dolor y emoción en la llegada a Galicia del cadáver de la militar
Los restos de la joven fallecida recibirán sepultura esta tarde en su localidad natal de Friol
Fueron demasiadas emociones juntas para la noche más triste y desapacible que hayan vivido nunca los familiares y los amigos de Idoia Rodríguez Buján, cuyo cadáver llegaba a las 3.18 horas al aeródromo militar de Lavacolla en el vientre metálico de un Boeing 707 de la Fuerza Aérea Española procedente de Manás (República de Kirguizistán). A pie de pista aguardaban el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero; el ministro de Defensa, José Antonio Alonso; el jefe de Estado Mayor de la Defensa, general Félix Sanz Roldán; el presidente de la Xunta, Emilio Pérez Touriño; y el delegado del Gobierno en Galicia, Manuel Ameijeiras, entre otras autoridades, familiares, amigos y una nutrida representación de la Brigada Ligera Aerotransportable (Brilat), a la que pertenecía la fallecida. Entre todos, el rostro desconsolado de Consuelo Buján, la madre de Idoia, era la viva imagen de un dolor profundo y contagioso, sólo comparable al de su marido, Constantino Rodríguez, y al de quienes con la muerte de la soldado asesi-nada en Afganistán han perdido algo propio. Los tambores anunciaron la llegada de la gigantesca aeronave, que se acercó al lugar de la ceremonia como un enorme pájaro funerario, pertrechado en su cola por el pequeño reactor en el que volaron hasta Galicia el presidente del Gobierno y el ministro de Defensa. Con las turbinas ensordecedoras del Boeing de fondo, como un bordón sobrecogedor, una corneta tocó oración en el preciso momento en que el féretro, cubierto con la bandera de España, fue sacado a hombros hasta un hangar en el que se celebraron las honras. La intensa lluvia que cayó sobre Santiago durante toda la noche se detuvo únicamente durante el tiempo de la ceremonia. Momentos antes había descendido de la aeronave el soldado Braulio Picón, compañero sentimental de Idoia, que recibió un sentido abrazo del presidente del Gobierno y se fundió en otro con la madre de la joven, completamente abati-da y arropada en todo momento por un intenso calor humano que trataba de contrarrestar a un violento viento del oeste. Silencio sepulcral El responso casi susurrado por el capellán castrense era lo único que se oía cuando el ataúd fue colocado frente a la familia. La madre se desvaneció nada más acercarse al féretro y tuvo que recibir asistencia sanitaria; fueron demasiados sentimientos juntos para recibir a su única hija. El presidente del Gobierno y el ministro de Defensa le impusieron a Idoia Rodríguez Buján la Cruz al Mérito Militar con distintivo amarillo a título póstumo y la medalla de la Otan por su participación en la misión en Afganistán que le costó la vida. Zapatero y Alonso trasladaron su pesar a la familia momentos antes de que el féretro fuese llevado a una zona donde fue velado durante unos momentos sólo por los suyos. A continuación, un coche fúnebre trasladó el cadáver de la soldado al tanatorio Iglesias, situado en la carretera que une Lugo con Friol, donde se celebró una misa a las 21.30 horas de ayer. Los restos mor-tales recibirán sepultura a las 17 horas de hoy en el cementerio parroquial de Nodar. En el mismo avión de la Fuer-za Aérea Española que trajo a Idoia viajó el alférez César Muñoz Pantoja. El cabo Laíño perma-necía ingresado en el hospital de campaña de la base española de Herat, donde tuvo que ser intervenido.