Diario de León

| Reportaje | La investigación de la masacre |

El «CSI» español descifró el 11-M a partir de dos semillas

Agentes especializados en biología, antropología, química, física, matemáticas, ingeniería e informática investigaron día y noche cualquier pista que pudiera conducir a los autores de los atentados

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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Nunca antes unos huesos de aceituna y de dátil habían servido a la policía para llegar tan lejos. Estas semillas halladas entre unos escombros del primer piso del número 40 de la calle Carmen Martín Gaite de Leganés fueron la pista que condujo a la detención de uno de los principales acusados del mayor atentado de la historia de Europa. España llevaba de luto más de 20 días y las fuerzas de la seguridad del Estado, después de un trabajo frenético, veían como la explosión suicida de Leganés frustraba la detención de los siete principales sospechosos del 11-M y dejaba la investigación en vía muerta. La presión pública arreciaba ante la falta de detenidos. Lejos del desánimo, los funcionarios de la Policía Científica abandonaron cualquier otra misión para emprender una carrera contrarreloj con un solo objetivo: atrapar al resto de los yihadistas que quedaban en libertad. La únicas pistas ya posibles sólo podían estar bajo los escombros del piso de Leganés. No había tiempo que perder. Los terroristas habían matado a 192 personas, habían intentando atentar contra el AVE y, con total seguridad, preparaban otra tragedia. Pero los agentes de la Policía Científica habían encontrado el principio del fin: de aquellas semillas, contra todo pronóstico, obtuvieron muestras de saliva y, a partir de esas minúsculas partículas, establecieron una cadena de ADN. Los eslabones condujeron a Abdenabi Kounjaa, uno de los autores materiales. Los restos de la aceituna y el dátil habían obrado el milagro. Más éxitos No fue el único éxito cosechado. Sus microscopios se convirtieron en la base de la investigación del 11-M a falta de testigos, confidentes o autores materiales que confesaran. Los funcionarios recompusieron el ADN de unos calzoncillos abandonados en una furgoneta. Descompusieron la prenda en microfibras a fin de obtener muestras y encontraron al usuario, Abdenabi Kounjaa, al que también se atribuye la colocación de mochilas-bomba. Estos policías, en turnos de más de 24 horas de trabajo, lograron incluso rescatar restos epiteliales microscópicos de las maquinillas de afeitar encontradas en los escenarios utilizados para preparar el 11-M y llegaron hasta la identidad de los dueños de esos minúsculos trozos de piel ya podridos. Los cabellos y la caspa dejados en una funda de almohada sirvieron para situar al jefe de la célula, Serhane, El tunecino , en la vivienda de Chinchón, donde se fabricaron y montaron las bombas. Cuando los agentes españoles, presionados hasta el límite por la falta de avances en la investigación tras la inmolación colectiva, se propusieron obtener ADN de esas pruebas maltratadas y sucias, sus colegas de Estados Unidos y Gran Bretaña, los más avezados en estas técnicas, descartaban cualquier posibilidad de éxito. Afortunadamente, los especialistas extranjeros se equivocaron: esos datos y esas pruebas son ahora la base de las acusaciones. Para llegar hasta ahí, fueron necesarios meses de trabajo callado de buena parte de los 1.523 especialistas que componen la plantilla de la Comisaría General de Policía Científica. Todos son voluntarios, licenciados universitarios que, una vez acabadas sus carreras, opositaron para entrar en las fuerzas de seguridad con sueldos algo superiores los 1.800 euros mensuales. En los laboratorios del centro policial de Canillas, en Madrid, el cuartel general de la Científica, hay antropólogos, químicos, forenses, médicos de otras especialidades, biólogos, botánicos o entomólogos, pero también hay físicos, matemáticos, ingenieros o informáticos. LLAMADAS TELEFÓNICAS ANALIZADAS PRUEBAS DE ADN PERFILES GENÉTICOS DE SOSPECHOSOS PRUEBAS PERICIALES DE EXPLOSIVOS HUELLAS ANALIZADAS TOTAL DE FOTOGRAFÍAS TOMADAS INFORMES PARA LA POLICÍA NACIONAL ESTUDIOS DE OBJETOS CLAVES DE ORDENADOR DESCIFRADAS

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