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El ministro José Antonio Alonso, Emilio Pérez Touriño y Mariano Rajoy acompañaron a la familia

Frío, silencio y respeto en el entierro de la soldado muerta en Afganistán

Millar y medio de personas acudieron a dar el postrero adiós a la última víctima del Ejército español

Publicado por
Jorge Casanova - friol
León

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El cuerpo de la soldado Idoia Rodríguez Buján descansa desde ayer por la tarde en el pequeño cementerio de la localidad de Nodar, en el municipio lucense de Friol, tras una multitudinaria ceremonia religiosa en el pabellón polideportivo del concejo y un sepelio mucho más íntimo en el pequeño camposanto de la parroquia en la que había nacido la joven militar 23 años antes. No le faltó apoyo a la familia, que estuvo arropada por casi todo el pueblo, por un nutrido grupo de los compañeros de Idoia en la Brilat -muchos de los cuales se encontraban ya en la localidad lucense desde el pasado jueves- y por una representación oficial que encabezaba el ministro de Defensa, José Antonio Alonso, y en la que también se encontraban el presidente de la Xunta de Galicia, Emilio Pérez Touriño; y el líder de la oposición en el Parlamento español, el gallego Mariano Rajoy. Elogios de su alto mando Ninguno de los políticos presentes en el funeral quiso hacer manifestación alguna. Únicamente el Jefe del Estado Mayor de la Defensa, el general Félix Sanz Roldán, tuvo unas palabras para la soldado, a quien dijo conocer personalmente. Visiblemente afectado, el militar elogió el enorme trabajo desarrollado por la joven fallecida en Afganistán y justificó el mantenimiento de las tropas españolas en el país asiático con el objetivo de «crear un mundo más justo y estable», destacó el alto oficial. El féretro salió del tanatorio de Friol poco después de las cinco de la tarde en un ambiente de impresionante silencio sólo alterado por el efecto de la lluvia y el frío. El ataúd lo llevaban a hombros sus compañeros del Ejército, precedidos del triste desfile de dos docenas de coronas funerarias en memoria de la joven soldado. Allí estaban los padres de Idoia y el que era su novio, Braulio Picón Rivas, también militar destinado en Afganistán y que se sumó al grupo de porteadores. Cuando la comitiva se puso en marcha hacia el pabellón polideportivo, la siguieron centenares de vecinos que habían ido acudiendo al tanatorio a lo largo de la desapacible tarde. Juventud arriesgada Siete sacerdotes oficiaron la ceremonia por el alma de la joven soldado gallega en un pabellón prácticamente lleno. El cura que sustituyó al obispo de Lugo hizo una alabanza de «la juventud comprometida, de los jóvenes que se arriesgan», concluyendo que la sociedad «necesita de su generosidad». Finalmente, un grupo de solda-dos rindió honores ante el féretro, dobló la bandera nacional que lo cubría para cedérsela al ministro Alonso que, acompañado del presidente Touriño, se la entregó a la madre de la malograda soldado en uno de los momentos más conmovedores de la ceremonia fúnebre. La salida del ataúd fue acompañada de una sentida salva de aplausos por parte de los asistentes que atronó el pabellón. De allí, la comitiva partió hacia Nodar, parroquia natal de la soldado Rodríguez Buján, donde se celebró el sepelio en un ambiente de mayor intimidad, con la asistencia únicamente de los más allegados por expreso deseo de la familia.

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