Diario de León

La financiación de la masacre

Narcotráfico, limosnas y robos pagaron los atentados de Madrid

En los registros de los domicilios de los terroristas, la policía se incautó de hachís y pastillas cuya venta les habría reportado unos ingresos superiores al millón y medio de euros

Hamid Ahmidan, durante su declaración la semana pasada

Hamid Ahmidan, durante su declaración la semana pasada

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Julio Á. Fariñas - madrid
León

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Cuando van consumidas cinco densas sesiones del juicio oral del 11-M y ya declararon 14 de los 29 acusados, a pesar del mutismo de los que fueron interrogados los primeros días, las piezas del puzle empiezan a encajar y algunos datos fundamentales para entender cómo se llegó a los sangrientos sucesos del 11 de marzo van quedando meridianamente claros: la célula terrorista se autofinanció con el tráfico de drogas, limosnas recogidas en las mezquitas y robos. Uno de los últimos en declarar la pasada semana fue Hamid Ahmidan, primo de El Chino , que tenía bajo su responsabilidad el aparato logístico y financiero de la organización. En el domicilio que este individuo compartía con su otro primo Hichad Ahmidan -huido- en la calle Cerro de los Ángeles de Madrid, el día 25 de marzo le encontraron algo más de 59 kilos de hachís y de 32 de MDMA (éxtasis) que les habrían reportado unos ingresos cercanos al millón y medio de euros. Este dinero les habría permitido financiar unos cuantos atentados porque los del 11 de marzo, según los cálculos efectuados por los expertos de la Unidad Central de Inteligencia de la policía, después de haber investigado 186 cuentas ban-carias de 55 personas físicas y una jurídica, les costaron unos 105.000 euros. En esta cantidad incluyen los explosivos -entre 31.875 y 45.000 euros-, el alquiler de in-muebles, teléfonos, tarjetas SIM y el dinero en metálico manejado por los miembros de la célula para hacer frente a estos y otros gastos. En cuanto a la droga, el ha-chís procedía de Marruecos y en su transporte hasta la península desempeñaba un papel clave Abedelilah El Fadual, el marroquí afinca-do en Ceuta más conocido entre los suyos como Panchito , que también declaró el miércoles. En la distribución de la droga en Madrid jugaba un papel importante Rachif Aglif, El Conejo , en cuyo do-micilio fueron intervenidas 5.000 pastillas de éxtasis y varias tabletas de hachís. En su declaración se apresuró a aclarar que él no trapicheaba -una verdad a medias-, sino que eso se lo tenía que entregar a otras personas «por orden de El Chino ». La distribución del hachís corría por cuenta de miembros de la célula, como lo acredita el disparo efectuado por El Chino en un bar de Bilbao, dos meses antes de los atentados, a un cliente moroso. Pero también se lo vendía o cambiaban por explosivos a los integrantes de la trama asturiana, que abastecían diversos mercados del norte de la península: Galicia, Cantabria, Asturias e incluso el País Vasco. Tramas solapadas Las pastillas de éxtasis procedían de los excelentes contactos que la célula tenía en Bélgica y Holanda, el primer productor del mundo de este tipo de sustancias. Las investigaciones han puesto de manifiesto que el entramado del narcotráfico se solapaba con el del Grupo Islámico Combatiente Marroquí en los Países Bajos, donde una de sus víctimas fue el cineasta Teo Van Gogh. El principal mercado para las pastillas lo tenían en Madrid e Ibiza. La conexión con las islas quedó patente al descubrirse que Jamal Ahmidan, El Chino , estuvo en Ibiza y en Palma de Mallorca sólo una semana antes de cometerse los atentados para cerrar una operación. Los robos de vehículos fueron otra fuente de financiación importante de la célula. La famosa furgoneta Renault Kangoo fue robada en la noche del 28 de febrero del 2004 en el barrio madrileño de Tetuán. El Skoda Fabia había sido sustraído en Benidorm. Una cantidad de dinero más difícil de cuantificar procede de las limosnas recogidas en las mezquitas. Los sobrinos de Youssef Belhad vieron como éste guardaba en su casa lo que recogía en la mezquita de Bruselas. Una investigación que se sigue en el juzgado de Baltasar Garzón sitúa, al menos indiciariamente al marroquí Faisal Alluch como coordinador de las finanzas de la célula del 11-M. Este personaje ya salió a relucir en la investigación de los atentados y el juez Del Olmo lo había dejado en libertad con cargos.

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