«Importar sale más barato que producir y el precio final es lo que mira la gente»

Las alubias que se comercializan desde los almacenes de La bañeza son en su inmensa mayoría de importación, al contrario de lo que sucedía décadas atrás, aunque siguen teniendo una doble garantía: las que llegan previamente de fuera cuentan con el aval profesional de las empresas intermediarias locales y de las que se cultivan directamente aquí no hay ni que preguntar, porque se ve en el precio y la calidad, que siempre son, como mínimo, del doble. Lo segundo atrae a no pocos consumidores y lo primero no tanto. En la comarca de La Bañeza media docena de almacenes siguen la tradición del comercio de legumbres, acaparando las tres cuartas partes del mercado nacional. Las marcas son antiguas, como Legumbres Luengo, Legumbres Arconada, o de nombre heredado de padres a hijos, como Polifer, de Policarpo Fernández, que siguen controlando importaciones y ventas e intentan que no se les escape de las manos un negocio casi exclusivo desde un punto de vista territorial. Según Gaspar Luengo, de la primera de estas empresas, con la recuperación de la alubia autóctona se trata de devolver las señas de identidad a un producto local que no siempre es rentable, aunque se trate con mimo. Para Guillermo García la nostalgia es cara y sale más barato importar que fomentar el cultivo autóctono, entre otras cosas porque las alubias quedaron fuera de las subvenciones comunitarias de la Pac y los pocos agricultores que quedan en la provincia prefieren dedicarse al maíz o, simplemente, al abandono de tierras. Los precios en origen se sitúan actualmente en torno a 120 de las deseparecidas pesetas el kilo (poco más de 70 céntimos de euro) que al consumidor llegan al doble. «Los precocinados crecen sin parar y los graneles se mantienen en los mercadillos, pero el grueso del negocio en las grandes superficies comerciales se basa en que nadie pregunte por el origen de las alubias con tal de que el precio sea barato: pasa, incluso, aquí mismo, en La Bañeza». «Importar desde el puerto de Valencia, que le comió la merienda al del Musel, en Gijón, es, por ejemplo, un 40% más barato».