Zapatero pide a Marruecos que acoja a los menores que emigran solos

José Luis Rodríguez Zapatero busca nuevos acuerdos en materia de inmigración con Marruecos. El jefe del Ejecutivo viaja hoy a Rabat para participar, junto a una amplia delegación de ministros, en la octava reunión de alto nivel celebrada entre ambos países desde 1993. El encuentro, probablemente el último de esta legislatura, servirá para ahondar en unas relaciones que el Ejecutivo considera prioritarias, pero también para apretar las tuercas a los convenios sucritos a lo largo de estos años con el país vecino para la readmisión de inmigrantes irregulares de terceros países y, sobre todo, de los menores marroquíes no acompañados que se aventuran a cruzar la frontera. El Gobierno asegura que Marruecos ha mostrado una «voluntad clara» de colaborar con España en este terreno y defiende que la constitución del Grupo Permanente sobre Inmigración ha supuesto un «salto cualitativo» en el control de la inmigración. Aún así, Zapatero tenía pendiente un encuentro con el rey Mohamed VI para abordar, entre otras cuestiones, el grado de cumplimiento de los acuerdos previos. Un asunto del que se queja, sobre todo, el Gobierno canario, que el pasado agosto sufrió la avalancha de miles de clandestinos en sus costas. El jefe del Ejecutivo tenía previsto haber visitado Rabat en septiembre, precisamente como respuesta a esa última crisis veraniega. Pero el viaje se aplazó. Ahora España acude a esta cumbre con la intención de «elevar a la categoría de acuerdo» el memorando de entendimiento sobre menores firmado en el 2003 y criticado por diversas organizaciones humanitarias. Lo hará, eso sí, extremando su diplomacia y agradeciendo de antemano a las autoridades marroquíes sus esfuerzos. El Gobierno asegura que, gracias a su colaboración, en el 2006 se redujo hasta en un 40% el número de pateras que arribaron a suelo español. Zapatero ha puesto siempre un especial cuidado en no ofender al país vecino. Considera que España puede y debe desempeñar un papel importante en un desarrollo y democratización importante para la estabilidad político-económica del área mediterránea. De ahí, que su primer viaje al exterior estuviera encaminado a reconducir las maltrechas relaciones entre Madrid y Rabat durante el último gobierno de Aznar.