Ni ayuda de la PAC ni mano de obra

La pugna por recuperar el cultivo de la alubia autóctona frente a la importada de América -en realidad se trata de un producto originario de allí y que, como la patata, llegó con Cristóbal Colón hace ya cinco siglos- choca ahora con no pocas aduanas: los programas de la Pac de la UE no la incluyen entre las producciones agrarias a subvencionar por el bajo consumo en los países comunitarios y, además, la reconversión del campo ha dejado sin mano de obra los terrenos de siembra, así que los mayoristas se abastecen ahora otra vez desde aquellos lejanos países, pero directamente. Según las empresas del sector este problema pudo haber tenido solución décadas atrás, cuando se negociaron subvenciones para todo tipo de productos agrícolas y ganaderos, menos para las legumbres. «El resultado fue que la gente prefirió aguantar con la remolacha, que ahora también tiene problemas, y dedicar el resto de la tierra a cosas fáciles y garantizadas, como el maiz», eso cuando no se pagaba directamente por el abandono del suelo y dejar plantados cuatro chopos.