Luna de miel hispano-marroquí

osé Luis Rodríguez Zapatero se ofreció ayer al primer ministro marroquí, Driss Jetu, para convertir a España en el «mayor aliado» de Marruecos ante la Unión Europea. El jefe del Ejecutivo preside estos días, 5 y 6 de marzo, la octava reunión de alto nivel entre ambos países. Un encuentro que servirá más para «hacer balance» de tres años de relaciones «fructíferas» -en palabras del ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos- que para cerrar acuerdos concretos. «Se ha querido proyectar la agenda entre países vecinos y aliados que buscan la paz y la estabilidad en esta región», explicó el jefe de la diplomacia española. Los marroquíes esperaban que, en esta ocasión, José Luis Rodríguez Zapatero, diera su respaldo al proyecto de autonomía para el Sáhara, que se presentará ante la ONU el próximo mes de abril. La opinión de España se considera decisiva. La delegación de Rabat encargada de explicar las grandes líneas de su plan a las potencias internacionales otorgó, de hecho, un papel preferente a Madrid en una reciente gira. Fue, tras París, la segunda escala en una gira que se completará con Washington, Londres, Moscú y Berlín. La solución ideada por Rabat no pareció entusiasmar, sin embargo, al Ejecutivo socialista. El texto, del que se conoce muy poco, sigue sin contemplar el derecho de autodeterminación para el pueblo saharaui; uno de los pocos requisitos en los que se mantiene firme el gabinete de Zapatero. Desde que llegó a La Moncloa, el presidente del Gobierno se ha movido entre dos aguas y ha apostado siempre -para disgusto de unos y otros- una solución «consensuada entre ambas partes». Legalidad internacional Esta actitud le valió los reproches del presidente argelino, Abdelaziz Bouteflika, en su último encuentro, el pasado diciembre. Ahora Marruecos tiene intención de incluir una mención sobre el asunto en la declaración conjunta que suscribirán ambos países como colofón de esta VIII RAN. Pero el ministro de Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, ya adelantó que España mantendrá su postura: «todas las propuestas bien desarrolladas tienen que enmarcarse dentro de la legalidad internacional y de la ONU». José Luis Rodríguez Zapatero pasará así de puntillas por este asunto durante la entrevista que mantendrá hoy con el rey Mohamed VI, como lo hizo en su encuentro con el primer ministro Driss Jetu. Esta cumbre tiene, no en vano, otros intereses para España. El primero, el de asentar los acuerdos alcanzados en materia de inmigración en el año 2003, especialmente, para la repatriación de menores no acompañados y de clandestinos procedentes de terceros países. Disparidad de cifras Tanto Marruecos como España aseguran que la colaboración es alta y que ha permitido rebajar sustancialmente el número de pateras que salen desde las costas marroquíes a las españolas. En lo que no coinciden es la cuantía. Madrid dice que han disminuido en un 40%, Rabat asegura que en un 60% y añade que ha logrado desmantelar 1.150 redes de tráfico de inmigrantes y arrestar a «miles de personas». Lo cierto es que la relación entre ambos países es ahora mejor que en la última cumbre, celebrada en Sevilla y Córdoba en el 2005. Si el Ejecutivo español logra, como pretendía, elevar a la «categoría de acuerdo» el memorando sobre menores suscrito hace casi cuatro años es algo que se conocerá este martes, en la reunión plenaria que celebrarán en el ministerio de Exteriores las delegaciones de ambos países. Durante la tarde de ayer los ocho ministros que acompañaron a Zapatero -entre ellos los de Interior, Justicia, Fomento, Trabajo y Agricultura- celebraron sendos encuentros con sus homólogos. Su resultados deben plasmarse en un texto conjunto como colofón y cierre.