Una revolución social escrita en femenino
La transformación de la provincia en las últimas tres décadas tiene mucho que ver con los nuevos roles asumidos por las mujeres, así como el aplazamiento y la disminución de la maternidad
Hace treinta años las mujeres leonesas tenían casa el doble de descendencia que ahora, se casaban mucho más y lo hacían con bastantes menos años que en los primeros años del siglo XXI. Los últimos datos demográficos del Instituto Nacional de Estadística permiten realizar una mirada retrospectiva sobre la sociedad de hace tres décadas en la cual cada leonesa en edad fértil tenía dos hijos por término medio; hoy, el número medio de descendientes se queda en menos de una persona, pese a que el promedio de 0,987 es la mejor cifra de natalidad que se ha dado en la provincia en los últimos diez años tras haber tocado fondo en 1995 con la alarmante cifra de 0,898 hijos por leonesa en edad fértil. Hace treinta años, las mujeres se casaban al rozar los 25 años y los hombres con los 27 cumplidos y se registraba una tasa de nupcialidad que casi duplica los certificados de matrimonio actuales. Hoy, la edad media para casarse ronda los 30 años en las mujeres y los 32 entre los hombres. El matrimonio, además, ha dejado de ser la institución familiar por antonomasia ya que nada menos que el 26,56% de los nacimientos son de madres no casadas. A mediados de los 70, esta cifra no superaba el 2,25% . La silenciosa huelga de úteros ha hecho mella en la provincia, que también se ha visto transformada en estas tres décadas por la última emigración del campo a la ciudad y hacia las zonas industriosas españolas y europeas. Las mujeres han tomado partido y han elegido las áreas urbanas en detrimento del campo para desarrollar su nuevo papel en la sociedad. Actualmente hay 145 municipios leoneses, dos de cada tres, cuya población masculina es superior a la femenina. Riaño es uno de los casos más extremos, pues con una población de 551 habitantes, tiene un centenar de hombres más que de mujeres. Las capital, los municipios del alfoz de León y Ponferrada y las cabeceras de comarca son más atractivas que los pueblos para las mujeres y en todas estas ciudades hay más población femenina que masculina. No cabe duda que el cambio político y la transformación económica hace que la mujer de hoy, con todos los lastres, viva una situación impensable hace treinta años cuando las casadas necesitaban al marido para abrir una cartilla y las solteras al padre. ¡Qué lejos y qué cerca quedan treinta años!