Los Reyes, junto con los Príncipes, presidieron la inauguración del monumento en Atocha
Emotivo homenaje a las víctimas al cumplirse tres años del 11-M
Las ofrendas florales por los muertos se repitieron en Santa Eugenia, El Pozo y Alcalá de Henares Los t
En el habitualmente bullicioso entorno de la estación de Atocha, ayer sólo había silencio. Un vacío sonoro con el que, tres años después de la masacre, autoridades y madrileños quisieron rendir homenaje a las 192 víctimas mortales de los atentados del 11-M. Alrededor de 1.500 personas, entre familiares y víctimas -las bombas provocaron más de 1.800 heridos, de los que una mujer aún continúa en coma- siguieron en silencio la inauguración oficial del impresionante monumento que, frente al lucernario de Moneo y a la entrada de la estación del AVE, recordará a los asesinados. Un cilindro de once metros de altura y 160 toneladas de peso, compuesto por piezas de vidrio de las mayores medidas que permite el material, 30 por 20 por 27 centímetros, se alza sobre un espacio, denominado «Vacío azul», al que se accede desde el vestíbulo de la estación. Aislado del ruido, en este habitáculo, que ayer visitaron los Reyes, acompañados por los príncipes de Asturias y el presidente del Gobierno, entre otras autoridades, y bañado por una luz azulada, se pueden leer -mirando hacia arriba, al interior del cilindro de vidrio- los nombres de las víctimas y los mensajes que los ciudadanos escribieron en su memoria los días siguientes al atentado. «Hace falta mucha fantasía para soportar la realidad», es el texto que corona el monumento, a cuyos pies, ya en la superficie, los Reyes depositaron una corona de laurel. Tres minutos de silencio subrayaron la profundidad del dolor que aún late en la memoria colectiva, tres años después de la masacre. Un sol radiante fue testigo de un acto de homenaje emotivo y desprovisto de todo artificio. No hubo discursos, sólo silencio, seguido de las notas de El canto de los pájaros , de Pau Casals, interpretada al violonchelo. José Luis Rodríguez Zapatero y Mariano Rajoy, presentes en el homenaje, junto a numerosísimas autoridades, no cruzaron palabra, únicamente se estrecharon la mano menos de 24 horas después de la manifestación convocada por el PP contra la política antiterrorista del Gobierno. Y pese a un momento de tensión, en el que uno de los familiares de las víctimas alzó una pancarta contra Acebes y Aznar, el acto no registró incidentes. Pero el de Atocha no fue el único homenaje que recordó a las víctimas de la matanza. A las once de la mañana, Esperanza Aguirre depositó una corona de laurel ante la lápida de la Real Casa de Correos, acompañada también por representantes del PSOE e Izquierda Unida. Paralelamente, en las estaciones de Cercanías de Alcalá de Henares, El Pozo y Santa Eugenia también se sucedieron actos en recuerdo de las víctimas, depositando flores y velas en su memoria. Todo Madrid se unió ayer contra el olvido. Las colas para visitar el «Vacío azul» eran largas.