Diario de León

TESTIGO DIRECTO

Con mucho valor y sangre fría

Publicado por
Julio Á. Fariñas - madrid
León

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Si 29 presuntos implicados en la masacre del 11-M se sientan en el banquillo es gracias al valor y a la sangre fría de un hombre sin rostro -por su condición de testigo protegido- que pasará a la historia con un número: el 64.501. Este hombre, uno de los grandes vilipendiados por los valedores de la teoría de la conspiración, acudió a la comisaría del Puente de Vallecas en la madrugada del 12 de marzo, después de que lo avisaran de que había una bolsa sospechosa con dos cables saliendo de un móvil que se introducían en una bolsa de plástico. Mandó desalojar la comisaría, se quedó a solas con la bolsa sospechosa en una habitación, metió una mano con cuidado en su interior y palpó una masa parecida a la plastilina que confirmó sus sospechas. Inmediatamente dispuso el traslado de la mochila al descampado más próximo: el parque Azorín. Allí, tras hacerle una radiografía que no sirvió de mucho, se enfrentó a la tesitura: desactivación a distancia o desactivación manual. Con la primera se corría el riesgo de que la bomba estallara, como antes había ocurrido con otras dos recogidas en los trenes, y se perdiese una valiosísima información. Optó por la desactivación manual, con altísimo riesgo para su vida, pero siendo perfectamente consciente de que se trataba de «una pieza fundamental» que luego sería la clave en toda la investigación. Varias acusaciones y alguna defensa lo felicitaron por su trabajo al final de los interrogatorios.

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