| Entrevista | Soledad Murillo |
«El equilibrio es necesario para que la mayoría deje de ser una minoría»
Los empresarios «me han reconocido que cuando una mujer falta una hora recupera dos o tres; y es que nosotras tenemos la culpa, que se convierte en tiempo de trabajo»
Soledad Murillo (Madrid, 1956) dejó la Universidad de Salamanca, donde era profesora de Sociología y Comunicación, para hacerse cargo de la Secretaría general de Políticas de Igualdad, creada por el Gobierno de Zapatero, desde el 2004. Después de la ley integral contra la violencia de género su departamento ha liderado la elaboración y negociación de la Ley Igualdad. -¿Por qué se ha creído necesario regular la paridad en las listas electorales? -Hemos planteado una proporción equilibrada entre hombres y mujeres, ni menos del 40% ni más del 60%, en municipios de más de 5.000 habitantes para responder al principio democrático de representación. La democracia tiene la virtud de ser un tipo de gobierno político consultado a los ciudadanos y que se tiene que convalidar con ellos mediante el voto cada cuatro años. El problema es que las mujeres eran consideradas una minoría y son la mayoría de la población. -¿Y por qué no esperar a que la educación y no la imposición traiga la igualdad? -Ese argumento sólo se utiliza con la igualdad, no con el resto de fenómenos o prácticas de la vida cotidiana. La propiedad privada no se dejó a la educación y mucho menos a los cambios de mentalidad, se legisló desde el principio del Estado moderno, desde el siglo XVIII. La igualdad no es un tema de mujeres, estamos hablando de igualdad de trato y consideración, que supone que todas las personas tenemos derechos sin que quepan excepciones. -¿Creará dificultades a los partidos políticos? -Cualquiera a que conozca un pueblo de 5.000 habitantes sabe que hay asociaciones de mujeres que están actuando en su entorno en actividades escolares, de teatro, municipales. Que me digan que no hay mujeres para ocupar el poder y sí para trabajar dentro de su entorno me parece una excusa para no perder privilegios. -¿Y cuándo las mujeres son las que dicen que sólo tienen que llegar las cualificadas? -Son mujeres que consideran que forman parte de una minoría, pero son una mayoría. También a Nelson Mandela le plantearon que los negros, la mayoría de la población, no tenían ningún mérito y ninguna capacidad. Pero la mayoría de la población tiene mérito y capacidad. Esas mujeres han olvidado que gracias a Concepción Arenal, que entró en la Facultad de Derecho vestida de hombre, han podido estudiar una carrera. No se lo ha puesto ningún hombre fácil; esperar a la buena voluntad no ha modificado estructuras. Ha sido el movimiento feminista, las asociaciones de mujeres y las abuelas y madres que no han querido que sus hijas llevaran su vida. -¿Le duele no satisfacer al movimiento feminista que quería paridad en todos los municipios? -En los municipios más pequeños se presentan muchas más mujeres. Teníamos que pactar y la cifra de 5.000 habitantes nos pareció que podía favorecer, no el encontrar mujeres dos meses antes de las elecciones, sino trabajar constantemente con las mujeres que tiene la población. El movimiento feminista también quería el permiso de paternidad de un mes, pero partir de cero a un mes, supondría tener a los empresarios absolutamente en contra y los padres dudarían mucho de pedirlo porque siguen siendo los principales proveedores de renta. -¿El permiso de paternidad es lo más revolucionario de la ley? -Es la que tiene más impacto, pero me parece muy importante que se considere discriminación directa un despido por maternidad o relacionado con las responsabilidades familiares y con el estado civil. De haber existido esta ley habría sido ilegal que una mujer que se presenta a un concurso de belleza sea declarada no apta para desempeñar el premio que se le había concedido. La ley amplía mucho la protección a la maternidad, aunque no aumenta los días del permiso. Me parece importante que si tengo un hijo en agosto mis vacaciones sigan estando ahí y no las pierda, cosa que ahora ocurría con la maternidad y no con un esguince. O que si tengo un hijo en la incubadora mi permiso de maternidad o paternidad sea de hasta trece semanas más. La cotitularidad para las mujeres rurales o los avances para las que han elegido la carrera militar. -Los empresarios se quejan de que va ocasionar problemas de organización y productividad. -Creo que 15 días se pueden sustituir perfectamente. Es igual que un permiso de boda y del permiso de boda no se ha quejado nadie. En una primera fase, la CEOE recibió un impacto negativo de la ley, pero ahora los empresarios ya están pidiendo asesoramiento para trabajar en planes de igualdad. Al final, la ley va a convertir a España en un país moderno. Porque donde se invierte en conciliación existe una excelente capacidad estratégica de producción y se modernizan las estructuras de trabajo. -¿Se aplicará de manera inmediata el permiso de paternidad? -El permiso de paternidad es de inmediata aplicación. -Al ser voluntario se verá la reacción de padres y empresas. -Sí. También nos decía el movimento feminista que por qué no obligatorio. La verdad es que nuestra capacidad productiva y nuestro tipo de empresas (fundamentalmente pequeñas empresas y autónomos) hace que sea un tema difícil. El permiso obligatorio era muy complicado. -¿Qué trascendencia tiene que el PP no apoye la ley? -Que se abstenga y no se oponga me parece un buen síntoma. -En el País Vasco recurrió ante el Constitucional otra ley de igualdad que obliga a la paridad. -Sí, porque nos consideran una minoría ... Y las minorías dependen de los favores, no tienen derechos. Los hombres nunca son una minoría (hace falta que tengan un rasgo: raza, orientación sexual, discapacidad...) pero las mujeres sin rasgo son minoría. -¿Son realistas las medidas de conciliación para trabajadoras autónomas y empleadas de hogar? -No he querido traer todo lo de mujeres a la ley y Seguridad Social, que ha hecho un gran esfuerzo (la ley empieza con 400 millones de euros y ahora tenemos 490 millones), ha trabajado por su parte el cambio de régimen especial asimilando a las empleadas de hogar a régimen general y eso es un cambio enorme. -¿Teme que la protección de la maternidad afecte a la contratación de mujeres, que son las que más la temporalidad laboral? -Es un tema que planteamos y precisamente por eso no aumentamos el permiso de maternidad. Hemos pensado que la maternidad no tiene por qué penalizar a las mujeres. Naciones Unidas ya ha planteado el derecho a tener hijos, no como en mi época que primaba el derecho a no tenerlos. Muchas mujeres quieren tener hijos y piensan: ¿Si tengo un hijo cómo va a afectar a mi carrera profesional? Los varones, que no son una minoría y sobre los que nunca hay duda sobre su mérito y capacidad, jamás tienen este problema de elección. -¿Qué medida de igualdad negociaría en un convenio? -Un acuerdo para poder aplicar un plan de igualdad. El otro día tenía frente a mí a cincuenta empresarios y les pregunté: ¿Ustedes a quién tienen consigo, a la persona que tiene más tiempo o a la que tiene más talento? Reconocen que cuando una mujer falta una hora recupera dos o tres y es que nosotras tenemos un tema que no tiene nadie, la culpabilidad, y la culpa se convierte en tiempo de trabajo. -¿Es igualdad rebajar los sueldos de los hombres para equiparar a las mujeres como quiere Blair? -Ha cogido el tema de la igualdad, que es es el más cómodo para que los hombres y las mujeres tengan conflicto a costa de las mujeres, cuando lo que realmente hace el Gobierno británico es ahorrarse un presupuesto estupendo. Es un ajuste camuflado es términos de la igualdad más tramposa.