Zapatero pasa apuros por De Juana, los contratos basura y la vivienda

El fuego graneado comenzó con la primera pregunta. Virginia Martín, de 29 años, que se declaró votante del PSOE en las últimas elecciones, contó que había ido con escolta al colegio desde que tenía cinco años y que estuvo un año y medio sin poder montar en el coche de su padre, amenazado por ETA. La joven espetó al presidente del Gobierno que no entendía cómo se podía sentar con asesinos para dialogar. Dijo que había perdido la confianza en Zapatero y que se sentía «indignada, engañada y avergonzada» porque negociaba con ETA y cedía al chantaje de De Juana Chaos. Sorprendido, el presidente, que había entrado al estudio con una amplia sonrisa, respondió muy serio que el único problema grave que tiene España es ETA y que la obligación de todo gobierno era «prevenir, combatir e intentar terminar con la violencia» y puso como ejemplo lo que ha sucedido en el Ulster. «El único diálogo posible para acabar con ETA es que deje las armas, que termine con la violencia y que aquellos que dicen defender unas ideas lo hagan democráticamente, con la palabra y nunca con la violencia». Por primera vez en la historia de la democracia española, un presidente del Gobierno se enfrentó anoche a las más variadas preguntas de un grupo de ciudadanos, en directo, y sin saber previamente el contenido de las mismas. Fue en el programa de La Primera «Tengo una pregunta para usted», un formato inédito en España, presentado por Lorenzo Milá. Zapatero respondió las cuestiones desde el centro de un espectacular escenario circular, de pie, tratando de tú a los ciudadanos y gesticulando mucho con las manos. Televisión Española dispuso un gran despliegue técnico y humano para una de sus grandes apuestas informativas, compuesto por 14 cámaras y un equipo de más de 100 profesionales. La pregunta ineludible sobre la presentación en Interior de la nueva marca electoral de Batasuna se la hizo el propio Milá. Zapatero dijo que había indicios de ilegalidad en esa candidatura por lo que se había trasladado a la Fiscalía y la Abogacía del estado. Insistió en que «nadie se va a presentar a las elecciones si no cumple al pie de la letra la Ley de Partidos». Pedro, un abogado de 29 años, le pidió directamente que explicara por qué De Juana no está en la cárcel. Zapatero dijo que se trata de un caso «absolutamente excepcional», recordó que ya había cumplido su condena por 25 asesinatos y que sólo le queda un año y medio por la de amenazas. Reconoció que su huelga de hambre había sido un «desafío», pero que el Gobierno había actuado con responsabilidad para que no estuviera en libertad ni muerto, pensando en la «seguridad del Estado». Reiteró que fue la mejor medida para «los intereses generales», ya que la obligación del Ejecutivo es «valorar todos los elementos, con responsabilidad, y pensando también en la seguridad del Estado». Recordó además que muchos reclusos ven atenuado su régimen penitenciario cuando han cumplido la mitad de su condena y les resta un año y medio, como era el caso. Héctor Tejón, de 26 años, sacó el asunto de la crispación política. El líder socialista aprovechó para cargar contra el PP por utilizar el terrorismo como principal argumento de su estrategia de oposición desde el primer momento, cuando él ofreció un «cheque en blanco» a Aznar. Añadió que seguirá intentando llegar a un consenso con el PP en esta materia. Otra gallega, Rocío Zirpoli, de 22 años y natural de Montrove, puso de nuevo en aprietos a Zapatero, al recordarle que había prometido cuando ganó las elecciones que no iba a fallar a sus votantes. La joven dijo que creía que sí lo había hecho con respecto a la juventud, porque, por ejemplo, debía soportar los contratos basura. El presidente le contestó que había habido avances en este tema y que creía no haber fallado a sus electores, ya que éstos le pidieron que dijera la verdad, que no engañara y cumpliera su palabra. Zapatero explicó los logros económicos y sociales del Gobierno al contestar a quienes le demandaron por las pensiones, la vivienda, la precariedad o las dificultades para llegar a fin de mes.