Diario de León

«Torronteras nunca se ha ido»

Los compañeros del policía fallecido hace tres años en Leganés en la explosión del piso donde vivían algunos autotes del 11-M hablan por primera vez de su camarada y amigo

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Melchor Sáiz-Pardo - madrid
León

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Francisco Javier Torronteras fue asesinado hace este martes tres años en el suicido de los terroristas de Legánes, pero sus compañeros del Grupo Especial de Operaciones hablan de él todavía en presente. «Torron nunca se ha ido del GEO. Fue y es un referente para la unidad», afirman con la voz entrecortada. El recuerdo del agente en la sede de la unidad de elite de la Policía Nacional en Guadalajara, lejos de borrarse, permanece hoy «intacto», a pesar del tiempo pasado desde los trágicos sucesos de la calle Carmen Martín Gaite. Por primera vez desde el suicidio colectivo que terminó con la vida de Torronteras, los miembros del GEO acceden a hablar de su compañero y del «mazazo» que supuso perder «en acción» al primer miembro de una unidad que cuenta ya con casi 29 años de historia y centenares de intervenciones de alto riesgo. Sus camaradas todavía se acuerdan cada día de sus bromas, de sus «formas corteses con todo el mundo» y, sobre todo, de la «seguridad» que este veterano transmitía en las operaciones más peligrosas. «Pero la vida sigue y nuestro trabajo no nos permite echar la vista atrás continuamente», afirman los subinspectores Óscar y Juan, que compartieron con Francisco Javier muchos años de trabajo y eran dos de sus mejores amigos en la unidad. «No tenemos que recordarlo porque está siempre con nosotros», explica Óscar, sentado en la gran mesa de la sala del reuniones de la sede, en la que también hay un foto del policía fallecido en Leganés. Su recuerdo está en todos los rincones del edificio. «En una unidad como ésta en la que compartes vivencias tan fuertes, entrenamientos y servicios de riesgo es imposible olvidarse. Su nombre aparece espontáneamente en muchas conversaciones. Son recuerdos felices, anécdotas, imágenes de Torron vivo», dice Juan mientras pasa por la entrada del cuartel general del GEO en Guadalajara, donde una placa metálica dorada recuerda a Torronteras. Es un homenaje institucional y frío que contrasta con el cálido recuerdo que el policía dejó en sus compañeros. «¿Que cómo era Torron? Íntegro, lleno de valores, volcado en su trabajo. El más profesional, pero a la vez un tipo divertido que sabía arrancar una sonrisa en los momentos de más tensión. Era muy versátil. Un referente por su seriedad en las operaciones pero a la vez era capaz de convertirse en el centro de cualquier reunión por sus bromas y anécdotas». Juan y Óscar se pisan la palabra a la hora de hablar de Francisco Javier. Los recuerdos se les amontonan.»Son muchas vivencias para explicarlas en tan poco tiempo», se excusan. En la distancia El 3 de abril del 2004, cuando sucedió lo de Leganés, los dos amigos de Torrontegui estaban lejos. Óscar estaba de servicio en la Embajada española en Bagdad y lo pasó «casi peor que aquí». «Sin noticias, pendiente de la prensa y la televisión». A Juan, que acababa de llegar de Irak, la noticia le sorprendió de vacaciones y también pasó unas «horas terribles» por la incertidumbre. «Entonces se hablaba de hasta cinco policías muertos. Fue terrible». Los días posteriores fueron todavía más duros. Óscar recuerda el «silencio» entre los ocho geos que estaban en Bagdad. «Nos bastaba con mirarnos a los ojos para saber lo que nos pasaba por la cabeza». Juan se incorporó de inmediato a la unidad. Aún tiene muy vivo lo «durísimo» que fue ver a la mujer y las dos hijas de Torron. «Nuestras familias también fueron plenamente conscientes de que podíamos haber sido cualquiera de nosotros», añade Juan. «Ellos sufren cada día en silencio y aquellos días fueron dificilísimos. No te pedían explicaciones y tú tampoco se las dabas. Nuestras familias saben perfectamente lo que hacemos, por lo que vivimos y por lo que, por desgracia, a veces morimos. Pero eso no quita que sufran más que nosotros y, especialmente, en aquellos terribles días», apostilla Óscar, al que el recuerdo de sus allegados parece ser lo único que le perturba. Tres años después de la explosión, el GEO «sigue en la brecha», más allá de lo que ocurrió el 3 de abril. Óscar asegura con orgullo que «no se trata de superar lo que sucedió en Leganés ni de olvidar aquello. Nosotros a Javier lo llevaremos siempre en el corazón. Pero ésta es una unidad que seguirá adelante con independencia de si nos falta Torron».

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