Diario de León

Las víctimas estaban junto al artefacto para desactivar unos tubos lanzagranadas

Condenados a 290 años los etarras que hirieron a 15 policías en Intxaurrondo

Etxezarreta y Carrasco activaron la bomba con un teléfono cuando vieron a los agentes

Imagen de archivo del instante de la explosión de la bomba-trampa

Imagen de archivo del instante de la explosión de la bomba-trampa

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M. Sáiz-Pardo - madrid
León

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La Audiencia Nacional ha condenado a 290 años de prisión a los dos etarras que el 11 de noviembre del 2000 hicieron explotar una bomba-trampa en las proximidades del cuartel de la Guardia Civil de Intxaurrondo (Guipúzcoa), hiriendo a quince policías nacionales, ertzainas y guardias civiles que se encontraban en las proximidades tras desactivar unos tubos lanzagranadas. La sala condena a Ibon Etxezarreta Etxaniz y Luis María Carrasco Aseginola a 16 delitos de asesinato terrorista en grado de tentativa y otro de estragos terroristas. La sentencia considera probado que ambos el día de los hechos se desplazaron a primera hora de la mañana hasta el paseo de Txingurri, en el barrio de Herrera de San Sebastián, a unos 250 metros del cuartel del instituto armado. Allí colocaron dos plataformas de cemento a modo de bases para dos lanzaderas de granadas mekar de 40 milímetros y fabricación artesanal. Un temporizador lanzó el primer proyectil a las 7.45 horas, pero la granada cayó a 40 metros de los tubos, sin que nadie en el cuartel se apercibiera del atentado. La segunda granada nunca llegó a lanzarse. Sobre las 8.10 horas de la mañana un obrero que trabajaba en la instalación de la iluminación de la calle vio los lanzagranadas y avisó al 112. De inmediato en el lugar se personaron agentes de los tres cuerpos para acordonar la zona y desactivar la granada que todavía quedaba en los tubos. Activado a distancia Antes de las 9.30 horas, los artificieros de la Ertzaintza lograron neutralizar el artefacto que quedaba dentro de la lanzadera, por lo que los agentes, confiados en que el peligro había pasado, se aproximaron a las peanas de cemento. La sentencia relata que Etxezarreta y Aseginola, que observaban la escena desde «un monte cercano» activaron mediante un teléfono móvil la bomba-trampa compuesta por dos kilos de dinamita titadyne y que se encontraba escondida en la base de cemento, dentro de una olla. El estallido teledirigido afectó de lleno a quince agentes de los tres cuerpos provocándoles heridas de diversa consideración. La sentencia condena además a los dos activistas a indemnizar a estos policías heridos con cantidades que oscilan entre los 418.800 euros y los 18.065 euros. Los dos terroristas, que ya han sido condenados por otros sumarios a un total de 775 años de cárcel, fueron detenidos en una operación de la Ertzaintza el 22 de agosto de 2001. Ambos reconocieron ante la policía autonómica vasca haber tomado parte en este atentado.

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