Diario de León

Entre el dolor y la impotencia

Dos mil personas se manifiestan en la calle y exigen justicia, en medio de la indignación popular por un hecho que «ya se veía venir desde hace meses», según los vecinos

Publicado por
José María Campos - corresponsal | cistierna
León

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Unas dos mil personas se manifestaron ante el Ayuntamiento de Cistierna para condenar el asesinato de José Segundo Sen Vélez. Desde primera hora de la mañana del domingo la noticia fue corriendo por toda la villa y la comarca, generando un ambiente de indignación y de incomprensión por este brutal asesinato. El sentimiento de dolor de todo un pueblo era patente y en seguida aparecieron carteles anunciando una concentración. El silencio fue la tónica general y se guardaron tres minutos de silencio en recuerdo de José Segundo Velez. Los aplausos rompieron ese silencio y la gente comenzó a expresar su malestar por lo sucedido, con gritos de «¡gitanos fuera!». Los vecinos permanecieron durante varias horas en la plaza del Ayuntamiento mientras ciudadanos de toda la comarca iban llegando al tanatorio donde se encontraba la familia para expresar su pésame. Políticos de todos los partidos se unieron en el dolor de la familia y de Nicanor Sen, alcalde de Cistierna y hermano del fallecido. Las calles de Cistierna se quedaron pequeñas para acoger a la riada de personas que durante toda la tarde se acercaba al tanatorio de cistierna para unirse a una familia que se encontraba totalmente destrozada. «Es incomprensible que a esta familia de gitanos se les haya tratado bien en el pueblo y nos lo paguen con un muerto», señalaba una vecina. «No es la primera vez que con esta gente hay problemas y era de esperar. Tarde o temprano tenía que suceder una desgracia que le podía haber tocado a cualquiera», recordaba un joven. «Vi jaleo y había sangre» «Estaba en la discoteca, ví mucho barullo y jaleo y no nos dejaban salir porque decían que había una pelea. Cuando al final pude salir vi a una persona ensangretada. Me marché con unos amigos y fue a la mañana siguiente cuando me enteré de los sucedido», puntualiza un joven que fue testigo indirecto en la discoteca cuando empezó toda la disputa. «No todos los gitanos son iguales pero se veía venir que con éstos iba haber problemas ya que siempre han sido conflictivos y muy echados para adelante. Ya pegaron a otros hace unos meses», decía una joven. «No hay palabras que puedan expresar lo que uno siente en este momento de impotencia ante lo que es una injusticia de los que viven en la más absoluta impunidad mientras el resto de los ciudadanos tenemos que ganarnos el pan cada día y sufrir las consecuencia de estos vándalos», decía un vecino. Su compañero recordaba: «Esto es la consecuencia de no haber puesto freno antes entre todos a estos sinvergüenzas. Los ciudadanos, políticos, administraciones y fuerzas de seguridad debemos reflexionar sobre lo que ha pasado». «Les habían dado trabajo» «El Ayuntamiento, tras las últimas peleas de estos gitanos, en las que ya había habido heridos, trató de calmar los ánimos, reuniéndose con los patriarcas gitanos. Le dieron al padre de la familia un puesto de trabajo en el Ayuntamiento durante varios meses y ahora lo han pagado con un muerto. Ello son los racistas y no nosotros», decía un indignado un vecino. «No entiendo por qué siempre tiene que haber un muerto para que al final se busquen soluciones a los problemas. Esto se veía venir», recordaba con pesar una vecina a pie de calle.

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