Información sesgada
El dato aportado en el juicio por los ex jefes policiales de que el ex ministro de Interior, Ángel Acebes, supo el mismo 11 de marzo del 2004 que el explosivo utilizado no era Titadine no constituye ninguna novedad. Los mismos comisarios declararon exactamente lo mismo hace tres años ante la comisión de investigación. Tampoco es nuevo que el 11-M se abriera ya la línea de investigación sobre Al Qaida. En efecto, tal y como declaró ayer, el propio Acebes dijo en la tarde del 11-M que había había dado «instrucciones» a las fuerzas de seguridad para que «no descarten ninguna línea de investigación». Lo que Acebes sí mantuvo entonces, contra toda evidencia, es que la principal hipótesis seguía siendo ETA. El análisis minucioso de las declaraciones del 11-M revela que a pesar de intentar por todos los medios que calara la tesis etarra, el Gobierno midió cuidadosamente todas sus palabras para no mentir formalmente. De hecho, Acebes no llegó a decir nunca que el explosivo fuera Titadine. En su primera rueda de prensa en La Moncloa, en la que dijo que no tenía «ninguna duda» de que fuera ETA, respondió a una pregunta sobre el explosivo asegurando que se estaba analizando. Fue poco después, con Acebes ya ausente, cuando un miembro de sus servicios de prensa irrumpió para asegurar a voz en grito, off the record y sin más explicaciones, que «se acaba de confirmar que el explosivo es Titadine», dato que las agencias difundieron de inmediato. Por la tarde, Acebes fue aún más sutil. Sabiendo ya que no era Titadine, dijo que el explosivo era «dinamita, y por tanto, el habitual de ETA». En efecto, la banda utiliza dinamita (el Titadine lo es) y por tanto formalmente no ha mentido, pero él sabe en ese momento que no es Titadine. Otra prueba evidente de que el propio Gobierno dudaba de la autoría etarra es que Aznar compareciera poco después de Acebes y en una larga declaración no nombrara a ETA ni una sola vez, aunque implícitamente se refería a ella. De nuevo la obsesión por poner el énfasis en ETA sin comprometerse formalmente.