| Reportaje | | IRENA MLADENOVA | CIUDADANA BÚLGARA
«Entrar en la sociedad es más difícil que comprar en elsúper»
La profesora búlgara lamenta las escasas salidas para trabajar en León en su profesión, pero es optimista sobre el futuro de su país y ve en los últimos 20 años de España un ejemplo para Bulga
Cuando en su casa de la ciudad de Rostinbrod, a pocos kilómetros de Sofía (capital de Bulgaria), decidieron que algún miembro de la familia tenía que salir a trabajar fuera del país, Irena supo que era ella quien iba a hacer las maletas. Su destino: España. De eso hace cuatro años. «El caos que ha supuesto salir del comunismo a la democracia ha afectado sobre todo a la clase media», explica esta profesora que dejó su puesto indefinido en un instituto de medicina veterinaria con 315 alumnos. «Me encantaba mi trabajo, pero desgraciadamente tenía que buscar más sustento, el profesorado allí está muy mal pagado», explica Irena Mladenova. Tenía amistades en España que le dieron el apoyo incial para empezar su nueva vida, lejos de su hija, que acababa de cumplir entonces los 12 años. Su primer trabajo no es difícil de adivinar: interna en una casa al cuidado de tres niños pequeños. «Es más que un trabajo, supone perder tu personalidad; estás las 24 horas en función de otra familia», dice tras la experiencia. Pronto empezó a cuidar a personas enfermas -durante dos años- y más tarde encuentra trabajo como limpiadora en una empresa. Pero además de ganar dinero, su objetivo en España era completar su formación, así que se matricula en la Universidad de Barcelona para realizar el doctorado en Filosofía, Teoría y Práctica. Obtiene la suficiencia investigadora, que le permite realizar su tesis doctoral, y para mejorar su español se matricula en el último curso de español para adultos en Torrevieja, donde reside y trabaja entonces, y supera el primer nivel del Instituto Cervantes. Irena Mladenova decide entonces trasladarse a León con el propósito de buscar trabajo relacionado con su profesión docente y continuar su investigación en el campo de la ética y la educación intercultural. Su idea es demostrar que la ética «nos permite respetar a los demás tal como son y la educación ayuda a este proceso». Por ello quiere tomar como campo de observación la escuela, que cuenta con representantes de todas las nacionalidades, pero donde las fronteras no existen porque «los niños se adaptan antes que las personas adultas». La realidad social y laboral de León no se lo pone fácil. «No hay muchas salidas para mi trabajo aquí», confiesa, pero, entretanto, Irena ha trabajado como voluntaria de Cruz Roja dando clases de español para extranjeros en el instituto Juan del Enzina. «Es fácil ir a un supermercado y comprar cualquier cosa con dinero, pero entrar en una sociedad es mucho más difícil», afirma Irena, para quien Cruz Roja «representa la cara de acogida del país, el mimo hacia los que venimos por diferentes motivos, económicos, formativos, etcétera». Está agradecida a Cruz Roja, por «darme la oportunidad de conocer a otras personas extranjeras y voluntarias. Tratan a la gente con dignidad». Su primer contacto con la cultura española es de muy atrás, de aquellos años en los que pudo ver en su país al Ballet Nacional de España y el cine de Saura. Es una amante del flamenco y de la música popular, de las fiestas tradicionales de allí donde va. Ademásm, tuvo la oportunidad de conocer a profesores españoles y leoneses en un congreso internacional que celebró en Bulgaria el movimiento de renovación pedagógica Freinet. Y tiene claro que si España ha cambiado tanto en 20 años, los que hace que ingresó en la Unión Europea, su país comienza ahora un camino muy similar. «Ahora la población joven ha salido, pero muy pronto van a volver algunos de los que han salido hace diez años» y lo harán posiblemente con iniciativas para dinamizar la economía nacional, donde la corrupción, reconoce, corre en contra de la recuperación de la clase media búlgara. De momento, son las personas que trabajan que fuera las que mandan dinero y «dan seguridad a las familias». «No podemos esperar a que el país se desarrolle, tenemos que ser responsables con lo que hacemos cada uno, cada día».