Rajoy elude hacer público su sueldo en un programa de TV
El líder del PP se desmarca de la actuación del Ejecutivo de Aznar durante el 11-M y asegura que asistiría a la boda de su hijo si fuera homosexual
No hubo un minuto de tregua. Apenas había entrado en el estudio y a Rajoy le preguntaron a bocajarro por la «mentira reiterada y la manipulación de los hechos» que practicó el PP tras los atentados del 11-M. Sin perder la sonrisa, comenzó sorprendentemente por desmarcarse del Ejecutivo de Aznar. «No estaba en el Gobierno cuando se produjeron esos acontecimientos», dijo. Y a continuación defendió la actuación de Acebes como si él, entonces candidato del PP, hubiera sido un mero espectador. Tras el primer susto, Rajoy tomó aire y decidió colocar como fuera el tema De Juana Chaos, aunque nadie le había preguntado por ello. Ante la insistencia de Olga, de Madrid, en que explicara si sólo considera «personas normales» a los católicos, heterosexuales, y casados, contestó que no, pero añadió que considera «una persona normal» a quien «no le gusta que De Juana Chaos se pueda pasear por las calles de San Sebastián». Cristina, de 27 años, retomó el 11-M y le preguntó si en caso de llegar al Gobierno va a «tomar medidas para llegar a saber la verdad de lo ocurrido o pasará página». Rajoy dijo que respetará lo que decidan los jueces, pero consideró necesario añadir que respeta también «todas las investigaciones que se puedan hacer desde órganos periodísticos». Juan, de 50 años, quiso saber si estaría dispuesto a implantar la cadena perpetua, algo que Rajoy descartó aunque defendió el cumplimiento íntegro de las penas para los terroristas. En el ecuador del programa, tranquilizó a una mujer vasca visiblemente nerviosa que le preguntó por su sueldo. Eludió dar ese dato y se limitó a decir que «bastante más» que los 300 euros que la mujer había declarado cobrar como pensión. Durante un largo turno de preguntas sobre salud, demostró estar preparado y dijo por ejemplo que introduciría la vacuna del cáncer de útero. Pero su perla en este capítulo fue ésta: «Perdón por la tontería que voy a decir, pero lo más importante en esta vida es estar vivo, y luego ya veremos». A esas alturas se encontraba ya cómodo y se permitia bromas sobre sus problemas en un viaje a Melilla. Pero volvieron los aprietos. A la pregunta de si asistiría a la boda de su hijo si fuera homosexual repondió que primero le diría que se hiciera pareja de hecho pero, en caso de insistir, estaría «incondicionalmente» al lado de su hijo y asistiría a su matrimonio. Y no contestó si aboliría la ley de matrimonio homosexual. «Esperaré a lo que decida el Tribunal Constitucional», dijo. Respecto a qué impresión le producen las banderas preconstitucionales en las manifestaciones del PP, primero dudó y luego afirmó que «no me produce ninguna porque yo no las he visto». Tras ser apretado, acabó por admitir que «no estoy de acuerdo». Hubo varias preguntas sobre el Estatuto catalán. El mejor argumento que encontró para expresar su rechazo fue que él, siendo gallego, puede poner ahora mismo una tienda con rótulos en español en Copenaghe, pero no en Cataluña. Intervención estudiada La intervención de Rajoy dejó claro que no sólo se había preparado a conciencia para ella sino que había estudiado minuciosamente el vídeo del programa en el que participó Zapatero. Y ese repaso incluyó los pequeños detalles. Al contrario de lo que hizo el presidente del Gobierno, Rajoy compareció con la indumentaria que recomiendan todos los expertos en imagen. Traje oscuro, camisa azul claro y corbata roja. Aunque no acabó de encontrarse cómodo, el líder del PP estuvo algo más suelto en las formas que Zapatero hace tres semanas. Con habilidad, se ayudó de un bolígrafo para paliar la desnudez del escenario, lo que permitió moderar y controlar el lenguaje gestual. Rajoy felititó a casi todos los que le preguntaron e insistió en saludar con un «boas noites» a todos los intervinientes gallegos que le interrogaron, algo que le reprochó uno de ellos asegurando que utiliza muy poco esa lengua.