Un despegue lento de dos décadas, según las empresas de jardinería
La utilización de humus de lombrices para fertilización del suelo es antigua en América y Centroeuropa, sólo un poco más que en España, aunque aquí la moda se ha retrasado, tal vez tanto como la renta per cápita o la jardinería de las pequeñas urbanizaciones de chalés en el extrarradio de las ciudades. Los viveros son uno de los principales copradores para, a su vez, hacerlos derivar hacia pequeños clientes privados, a los que, al contrario que a los clientes profesionales, no les importa el precio del producto. Según Juan Carlos Baños, de la empresa Técnica Verde, de Robledo de Torío, el uso de este tipo de compost «viene de hace ya muchos años, aunque ha tenido un despegue muy lento en jardinería, aunque ahora ha aumentado, tal vez hasta un tercio de los casos porque es ecológico. ¿Precios? Para una explotación agraria no sería competitivo, pero para un jardín sí». Una cosa, sin embargo es utilizar el humus de lombriz y otras dejar a los gusanos en la finca de recreo privada para que la aireen y fertilicen, cosa que, según los jardineros, sería lo más razonable. Pero, según Baños, la gente tiene todavía alergia o prevención hacia estos «bichos» por muchos que sean sus beneficios y porque, además, no es fácil cuidarlos en condiciones adecuadas de humedad y comida. «La gente lo podría hacer, pero sólo se vende el abono, a renovar».