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«Pegar carteles en zonas prohibidas sólo cuesta en multas entre 100 y 300 euros»

Pintadas en Semana Santa, sólo un día después de ser borradas otras

Publicado por
León

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Hacer una pintada o pegar un cartel en paredes prohibidas sale barato. A los autores de las primeras casi nunca se les pilla, salvo que una patrulla de la policía municipal los localice con las manos en la masa. O en la pintura, cosa que casi nunca sucede. A título de anécdota los técnicos municipales ironizan con que una vez les llegó un parte policíal sobre nueve chavales asturianos, todos rondando los 18 años de la mayoría de edad, que se pasaron dos horas entre la Catedral y varias calles de la ciudad pintando grafitis, rompiendo marquesinas, cabinas de teléfonos, señales de tráfico, incendiando contenedores, etcétera. «Al final los detuvieron, menos mal, e imaginamos que los de León harán lo mismo cuando vayan a Oviedo en un intercambio de culturas». Las multas por este tipo de actos de vandalismo no suelen superar los cien euros, que se triplican sólo si el autor es reincidente, cosa infrecuente porque no se pilla a casi nadie. Más fáciles de localizar y sancionar, en cambio, son los titulares de empresas que se anuncián mediante carteles en los sitios y paredes más insospechados. Como son fáciles de identificar el año pasado se abrieron un total de 38 expedientes sancionadores, pero sólo para las infracciones más llamativas en zonas emblemáticas de la ciudad: el resto, donde no molestaban a los propietarios de los inmuebles por haberse pegado en tapias o bajos de locales sin ocupar, ni siquiera fueron tenidos en cuenta. La ciudad dispone de una veintena de cilinbros publicitarios en sus calles para colocar todo tipo de carteles, pero no dan abasto para la demanda domercial y funcionan anárquicamente. «¿Requisitos o permisos para usarlos? Ninguno. Cualquiera va allí, pega su pasquín y ya está, aunque normalmente los que los usan se autoregulan dándose un margen de respeto unos a otros, generalmente de un día o dos, porque se conocen: suele tratarse de locales de hostelería que ofrecen conciertos, academias de enseñanza, o fiestas en fechas muy señaladas, no sólo espectáculos veraniegos convencionales, sino también celebraciones, por ejemplo, en facultades universitarias por estas fechas. Otro control no hay».