Nadie asume la responsabilidad del descontrol de los incidentes
Además de los 65 heridos, el más grave de los cuales es un policía que sufrió fractura de cúbito y radio, la noche de furia se saldó con el incendio de dos vehículos y dos motos y la quema o destrucción de 30 contenedores de reciclaje, 15 cubos grandes de basura y cinco cabinas de teléfono, alguna de las cuales fue arrancada de cuajo. Al igual que la noche anterior, los incidentes comenzaron cuando la policía impidió el paso de los jóvenes a la plaza del 2 de mayo. En torno a las 2.30 de la madrugada, los agentes pidieron a los congregados, muchos más de los 500 de la primera noche, que se dispersaran. La contestación fue una lluvia de botellas y piedras desde las calles adyacentes. La policía municipal, con evidente escasez de medios para lo que se les venía encima, cargó contra los alborotadores, en algunos casos respondiendo con los propios objetos que les lanzaban. Policías nacionales antidisturbios, más expeditivos y con más medios, se unieron luego a ellos para tratar de controlar la situación. Ante el bloqueo de la plaza del 2 de mayo, muchos jóvenes se dirigieron a la de San Ildefonso y la pagaron con el mobiliario urbano y los escaparates. En torno a las cuatro y media de la madrugada la situación quedó controlada. Eso en lo que a los incidentes se refiere, porque la polémica política continuaba ayer. Fuentes de la Comunidad y de la delegación del Gobierno responsabilizaban al Ayuntamiento, encargado de controlar el botellón. Sin embargo, desde el Consistorio se aseguraba que al ser un problema de orden público las competencias son de la Comunidad y la delegación del Gobierno, que coordinan las fuerzas de seguridad.