De viuda de España y reina de la copla a pareja de un corrupto

«El peor día de la vida de Isabel fue cuando conoció a Julián», sostiene categórica Pilar Eyre, una veterana periodista que ha seguido de cerca la trayectoria de la tonadillera sevillana, de 50 años. Lo que es indudable es que cuando hace cuatro años Isabel Pantoja se convirtió en pareja sentimental del entonces alcalde de Marbella no podía ni imaginar lo que se le iba a venir encima. El ex camarero al que apodaban Cachuli se había hecho multimillonario y se creía dueño y señor de la ciudad malagueña, hasta el punto de enfrentarse al que había sido su padrino político, el ya fallecido Jesús Gil. Se equivocó, ya que tres meses después de que se conociera su idilio fue depuesto mediante una moción de censura teledirigida por Gil y José Antonio Roca, el cerebro de la gigantesca trama de corrupción en Marbella. La prensa rosa y una parte de la opinión pública se cebaron en la mujer que se había unido a un hombre casado con mucho dinero. Pero lo peor no era ese acoso mediático. El cerco judicial se fue estrechando contra Muñoz mientras la pareja concitaba cada vez más rechazo social. Los programas del corazón repetían una y otra vez los enfrentamientos de un airado Muñoz con los reporteros y el hipócrita «dientes, dientes» con el que Pantoja decía que había que responder para aparentar que no pasaba nada. La detención de Muñoz el 20 de julio del 2006 y su ingreso en la prisión de Alhaurín de la Torre supuso un golpe durísimo para la cantante. Todos los ojos se volvieron hacia ella, que en un primer momento le mostró su apoyo incondicional. Pronto, sin embargo, la acusaron de haberlo abandonado a su suerte, pues no acudía a visitarlo a la cárcel. Luego comenzaron los rumores sobre su supuesta implicación en el caso Malaya. La detención el pasado noviembre de la ex pareja de Muñoz, Maite Zaldívar, acusada de blanqueo de dinero, fue una primera llamada de atención para Pantoja. La segunda fue cuando a ella le requisaron 50.000 dólares en su casa, que después le devolvieron. Al conocerse que su novio había seguido pasando dinero a Zaldívar mientras estaba con ella, consideró que debía desmarcarse y envió un comunicado en el que decía que se sentía traicionada. Sostenía que había trabajado para mantener a Muñoz, que éste le había dicho que no tenía dinero y que desconocía sus cuentas en el extranjero. Pese a ello, lo visitó en la cárcel en noviembre con motivo de su 59 cumpleaños. Los conocedores de la operación Malaya decían que era cuestión de tiempo que el implacable juez Torres la imputara. Pantoja tiene un extenso currículo en el que se mezclan el éxito profesional, la fama, el morbo, los escándalos y las polémicas. Por ejemplo, sus disputas con la familia de Paquirri por la herencia del torero, sus relaciones con Encarna Sánchez, la adopción supuestamente irregular de una niña peruana o los disgustos de su hijo Paquirrín. La que fue viuda de España, la reina indiscutible de la copla tras la muerte de Rocío Jurado, ha acabado enredada en la trama marbellí. Sus seguidores la consideran una víctima engañada. Sus detractores, una aprovechada o, incluso, una delincuente.