Poblaciones intermitentes establecidas en valles y ríos y sin fortificaciones
Los fondos de los valles y las vegas de los ríos fueron los lugares escogidos por los pobladores de la Edad del Bronce para instalar sus cabañas, unas rudimentarias construcciones con base de piedras y palos y recubiertas de paja. Buscaban el potencial agrícola de las tierras y lo explotaban hasta la extenuación de las tierras y luego se movían a otro territorio, donde volvían a levantar sus sencillas cabañas. No amurallaban sus poblados, lo que indica que vivieron en una época de relativa tranquilidad. Es algo más tarde, en la Edad del Hierro cuando se empiezan a amurallar los poblados celtibéricos (Las Cogotas de Ávila es uno de los más emblemáticos) para convertirlos en castros. En León el castro de Sacaojos, en Santiago de la Valduerna, corresponde a esta época prerromana. Los yacimientos más abundantes de la Edad del Broncey significativos se encuentran en la cuenca central del Duero. El norte de este río se considera una zona periférica de la cultura Cogotas I, pero los últimos hallazgos de la provincia de León podrían cambiar esta teoría. A falta de los resultados de la investigación de El Pelambre, cabe destacar que los restos de Las Vegas se emparentaron por sus semejanzas con yacimientos a orillas del Esla en la provincia de Zamora, que podrían haber tenido comunicación entre sí.