«Conservaría y engrandecería el patrimonio para dignificar las celebraciones pastorales»

No me veo como político, pero no puedo obviar que estos temas no pasan desapercibidos, aunque no es ni mi vocación ni mi actividad. La hipótesis de una alcaldía me lleva a pensar en mi presencia en la Colegiata de San Isidoro, un lugar emblemático, cargado de matices culturales, artísticos y religiosos. Una riqueza patrimonial y un polo de atracción para los turistas. Por eso, y por otras muchas cosas, los representantes públicos tienen que conservarla y engrandecerla, para hacer más dignas las celebraciones pastorales. Fórmulas absolutas no hay, pero el legado cultural de esta provincia, y también de la comunidad, necesita del consenso de todas la agrupaciones políticas para que no se pierda y se mantenga siempre. Son muchas las ideas proyectadas sobre patrimonio, pero sin acuerdo institucional no se pueden llevar a cabo. Este sería mi impulso, un empujón que no aparta la mirada del mundo de los marginados sociales, que necesitan de una gestión que abrace las necesidades de este colectivo y temple las carencias personales. Hay que trabajar para erradicar esas desigualdades, para evitar el sufrimiento y para que la sociedad no disculpe estas conductas. La Justicia tiene que ser la bandera que ondee en los edificios públicos; tiene que ser el objetivo de quienes gobiernan y el amparo de los gobernados. Ésto sólo se consigue con una educación en valores, a través de una formación dirigida a los jóvenes y a los niños para que se pueda dar un desarrollo individual que armonice con el entorno y garantice una vida más justa. Este cultivo interior también tiene que ser una prioridad de los compromisos fácticos, ya que desde aquí germinan otros factores de beneficio para una sociedad. Hay que dar ejemplo, y la campaña electoral, como acontecimiento público tiene que ser un espejo en el que no de vergüenza mirarse. Los políticos, estos días, se están respetando unos a otros y, por el momento, no apreció atisbos de crispación. Pienso que están aceptando las reglas básicas del juego democrático y que así debe de ser. Estos son mis proyectos por si llegara a gobernar, algo imposible, ya que mis dedicaciones van por otro lado. Mi actividad está al amparo de la Colegiata de San Isidoro y desde aquí se pueden llevar a cabo algunas de mis propuestas.