El AVE llega a una comunidad sin gente

«Hay que depositar la confianza en buenos líderes, para que se haga algo positivo, para que el futuro de este país se pueda enderezar» | EDUARDO ZAPLANA, portavoz del PP en el Congreso «Mientras ellos crispaban, nosotros mejorábamos las becas, mientras insultaban, creábamos empleo y subíamos el salario mínimo» | PÉREZ RUBALCABA, ministro del Interior Una vez que finalice la faraónica obra de los túneles de Guadarrama, el ansiado AVE asomará la cabeza en Castilla y León. Encontrará una comunidad autónoma (la más extensa de España) con un gravísimo problema de despoblación y falta de desarrollo industrial y que este año ha perdido las ayudas que recibía como Objetivo 1 de la Unión Europea. La dispersión de los 2.844 municipios que conforman su mapa ha mantenido a esta región sumida en un letargo en materia de infraestructuras que la llegada de la Alta Velocidad podría paliar, aunque sea en parte. Muchos pueblos sufren las penosas vías de comunicación y provincias como Soria y Salamanca no tenían hace menos de una década un solo kilómetro de autovía. Este déficit viario, del que apenas se salvan Valladolid, Ávila y Segovia (por su proximidad a Madrid, fundamentalmente) es el origen de una reacción en cadena que ha alejado, sistemáticamente, a las grandes industrias -Burgos y nuevamente la capital, Valladolid, son las únicas que sortean el gafe industrial-. Además, la desesperante situación del sector agrario, hace tiempo pujante en la comunidad, está detrás de la despoblación de las zonas rurales.Hasta este año, Castilla y León salvaba sus balances económicos con una solución de emergencia: su condición de Objetivo 1 para la Unión Europea -la renta no superaba el 75% de la media comunitaria-. Sin embargo, la llegada de nuevos países a la UE modificó el reparto de ayudas y redujo a menos de la mitad las destinadas a la región -fueron 4.826 millones de euros en el tramo 2000-2006-. En este nuevo panorama, el AVE (que debería llegar a la capital a final de año y a lo largo del 2008 a Palencia y León) es el clavo ardiendo al que se agarran ciudadanos y gobernantes. Junto a la mejora de las infraestructuras, por la que clama especialmente la mitad oeste, la reordenación del territorio es otro de los retos políticos. Castilla y León sólo tiene 26 habitantes por kilómetro cuadrado y un constante descenso demográfico que apenas frena la inmigración. Colegios, centros de salud y administración han apostado por la reagrupación de municipios para poder llegar a todos. El encanto de las zonas rurales y el inmenso patrimonio histórico y gastronómico se han convertido en la gran baza económica de la comunidad a través del turismo. En cuanto al pronóstico electoral, sólo un milagro socialista, achacable a la procedencia leonesa de Zapatero, evitaría una cantada reedición de la mayoría absoluta del PP, que ha controlado la Junta durante los últimos 20 años. La llegada de nuevos países a la UE modificó el reparto de ayudas y redujo a menos de la mitad las destinadas a Castilla y León