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«En política hay quien quiere estar y no ser y eso me provoca cierto miedo y algo de temblor»

Benito Escarpizo, en una imagen de archivo

Publicado por
A. Domingo - astorga
León

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Benito Escarpizo, artista cepedano, se trae entre manos la eadecuación del Palacio de los Penía, centro cultura de la comarca de la Cepeda -tierra de chocpos y agua, señala-, alejado del megáfono electoral. Preferiría llegar a la Alcaldía de un pueblo antes que a la de una ciudad «por el abandono de las comunicaciones y por una razón social, de asistencia sanitaria». Escarpizo no se hunde en la crítica y señala que el medio rural hay servicios, aunque pocos, y que la necesidad de mejora de comunicaciones no sólo se refiere al arreglo de carreteras -«siempre andan con proyectos de mejora y parece ahora aue la de Pnadorado va a salir adelante», explica-, sino, también, al acceso a Internet y la telefonía móvil. Narra cómo en la Cepeda la gente busca, celular en mano, los pocos lugares en los que lograr la cobertura suficiente para mantener una conversación telefónica sin excesivas complicaciones. El campo, para vivir La mejora en esta materia lograría el sueño de los pueblos: asentar población. «Mucha gente viviría aquí, porque llegarían enseguida a trabajar a León, Astorga o La Bañeza. Cuando daba clases en Madrid, me costaba más llegar a mi trabajo del tiempo que se invertiría ne estos desplazamientos», asevera. Sería, además, la forma de que las casas de los pueblos «dejaran de ser la segunda o tercera vivienda, para el verano o los puentes», como sucede hoy en muchos pueblos. Escarpizo fomentaría el equilibrio con la naturaleza. Aunque huye de una visiónnegativa, como ha mencionado antes, el desnivel de la balanza perjudica a los ríos: «En La Cepeda tenemos mucha agua, pero no se puede tirar todo a la corriente y las depuradoras brillan por su ausencia». El artista señala, pese a todo que la vida en los pueblos, en contacto con la naturaleza, «es muy grata» y señala como ventaja que esa cercanía humanizaa el ambiente, con un ritmo de vida «en el que se notan las estaciones». Sin embargo, los pueblos viven con el peligro de que hasta ellos llegue «el vicio de la ciudad», la modas de «quad y camiseta, de aquellos que sacan el pecho fatuo y viven en el pueblo con máquinas de zonas urbanas». Si Escarpizo fuera alcalde su actitude sería más pragmática que política. «No resistiría mucho tiempo en una postura política, porque, en ocasiones, se antepone el interés personal al colectivo,. aunque esto también pasa en la cultura». Escarpizo reconoce que «el político cansa cuando lo ves como colectivo profesional. Luego, los tratas uno a uno y sienmrpe encuentra excepciones. Pero hay quien quiere estar y no ser y eso me provoca cierto miedo y algo de temblor».