Restringen el acceso de imanes en las cárceles para evitar adeptos islamistas
La Dirección General de Instituciones Penitenciarias controlará de manera exhaustiva la entrada de imanes en las cárceles para evitar que puedan hacer proselitismo yihadista entre los millares de presos musulmanes en España. La directora de prisiones, Mercedes Gallizo, ha remitido en los últimos días a todos los centros una circular en la que se regula por primera vez en la historia penitenciaria el ejercicio y la asistencia espiritual de los reclusos que practiquen las religiones minoritarias. La «instrucción 6/2007», según fuentes penitenciarias, es fruto de dos años de trabajo y del acuerdo alcanzado el pasado año entre el Gobierno y los máximos jerarcas de las tres confesiones minoritarias más importantes del país: la Comisión Islámica de España, la Federación de Comunidades Judías de España y la Federación de Entidades Evangélicas de España. Las tres confesiones se comprometieron a colaborar con el Ministerio del Interior y la Dirección General de Asuntos Religiosos de Justicia para que sólo entren en los centros líderes religiosos acreditados y sin atisbo de fanatismo. Interior establece unas condiciones previas muy estrictas. La primera medida para reforzar el control será que Instituciones Penitenciarias, a través de la Subdirección General de Tratamiento, centralizará todos los registros de religiosos con acceso a las prisiones, unas relaciones que hasta ahora estaban dispersas por los diferentes centros. Sólo esta institución, a partir de ahora, dará autorización de entrada a imanes, rabinos o pastores, «previo informe» de la Unidad de Coordinación de Seguridad. Los requisitos para «ejercer el culto, la prestación de servicios rituales, el asesoramiento moral y las honras fúnebres» se endurecerán, según detalla la circular. Cualquier religioso que aspire a entrar a una cárcel deberá entregar a Interior «un certificado de la iglesia o comunidad de la que dependa, con la conformidad de su respectiva federación o comisión, que acredite que la persona propuesta pertenece a dicha iglesia y que está dedicada con carácter estable al servicio religioso». Instituciones Penitenciarias había puesto especial interés en la necesidad de lograr este «aval» de las respectivas comunidades, ya que en la religión musulmana no hay jerarquías y cualquier creyente puede hacer las funciones de imán, una situación que podía ser aprovechada por los grupos radicales para introducir fanáticos en las cárceles con fines proselitistas. Es más, Interior ya había detectado casos de presos yihadistas que oficiaban de improvisados imanes ante sus compañeros. Además de esta garantía de su iglesia, los religiosos estarán obligados a aportar un «certificado negativo» de antecedentes penales en España.