Segundo piso, ascensor
Y TODO a media luz. No podrá quejarse el candidato socialista a la Junta, señor Villalba, de que aquí no nos hagamos eco de su campaña. A favor, lo que se dice a favor, no es que se esté, porque ni tiene puta idea de lo que promete, pero hay que pasar olímpicamente de los otros que careren de ellas. La última de Villalba en Ávila ha sido, según recogen textualmente los teletipos, la siguiente: «En cuatro años todos los jóvenes que quieran viviendas protegidas las tendrán y todos los que quieran alquilar una tendrán esa posibilidad». De acuerdo con sus cálculos serán unos 40.000 pisos para chavales de 25 a 35 años, hayan cumplido el servicio militar o no. El resto, hasta 150.000, preferirán seguir viviendo con mamá, pero esa es una batalla perdida en los tiempos que corren desde que se suprimió la mili obligatoria. Vivir con la mama otra vez, como dice el tango «Victoria», era el último recurso para veinteañeros y treintañeros divorciados, aunque últimamente sea la regla con tanto soltero de póntelo/pónselo. Te sales de la norma, en vez del condón aportas una hipoteca y, en cuanto te descuides, va el juez y sentencia: «quiere el piso, la mitad de la cuenta corriente y olvidarte». Hay quienes se conforman, según la teoría del polvo agradecido -haylos que salen muy caros- pero los más quedan jodidos, otra vez perdón, para veinte años como mínimo. A pesar de todo Villalba es optimista y aspira a repoblar los pueblos de la autonomía desangrados por la emigración, en no pocos de los cuales quedan cuatro mozos, un par de cabras y ninguna moza que merezca la pena o que no se haya ido a servir a Madrid o al País Vasco. Podría argumentarse en su contra que por la mitad de precio habría para organizar la tira de caravanas de mujeres, las más de muy lejos y sin papeles, pero, como bien dice él, luego te dan el pasaporte. El plan de Villalba está claro para los chicos de aquí: les das un piso, un coche barato en La Bañeza, la ciudad del motor, los conectas por Internet a Palencia (500 euros de subvención por ordenador, ojo no necesariamente a la otra conexión) y, para completar, ya sólo falta un mitin en Medina del Campo y amueblar el chiringuito. Está todo inventado y cantado sobradamente en milongas pseudodemodráticas. O sea, un picadero un voto. O dos, por razones técnicas.