Diario de León

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Retorno a la arena municipal

Lina Freire dejó la política hace dos décadas y regresa como candidata por Cabrillanes fiel a las siglas socialistas con las que empezó

NORBERTO

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León

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«En aquellos tiempos no se hacían inauguraciones, pero cualquier cosa que se hiciera era grande. Yo recuerdo con especial cariño el colegio de Huergas de Babia» «He repartido la propaganda puerta a puerta y me ha impresionado el envejecimiento de la población. Son imprescindibles las acciones de desarrollo rural» Lina Freire figura en la brevísima lista de alcaldesas leonesas que estrenaron el bastón de mando con la democracia. Eran tres sobre 215 municipios que tenía León en 1979. Es cierto que duró poco en el cargo porque a los seis meses se repitieron las elecciones por una impugnación y fue desalojada del sillón de primer edil de Cabrillanes. En las siguientes elecciones municipales, celebradas en 1983, ganó por amplia mayoría y fue alcaldesa durante cuatro años. Aquel año se convirtió también en una de las primeras mujeres, junto con Noemí Álvarez Pintor, que estrenó asiento en el salón de plenos de la Diputación provincial. Tras perder la mayoría absoluta en 1987, pasó a la oposición y en 1991 abandonó la política activa. Pero nunca la militancia socialista. «Siempre he estado vinculada a mi agrupación de Cabrillanes», asegura. Eran tiempos de grandes ilusiones y carencias descomunales. «Nosotros entramos con la sensación de a ver qué pasaba, porque no teníamos experiencia y en los pueblos no había nada; corría el agua por las cunetas», señala Lina Freire al recordar aquella primera experiencia política para la sólo tiene una palabra: «Bonita, muy bonita». Freire confiesa que siempre la ha recorrido el gusanillo de la política. «Lo viví en casa, con mi familia que era de izquierdas y hablaba a diario de política», en su pueblo de Piedrafita de Babia. En 1978 se afilió al PSOE. De protagonista de la arena política, pasó a ser espectadora, desde la barrera como impenitente lectora de prensa. Dieciesiete años después, la abogada regresa a las listas municipales como candidata del PSOE por Cabrillanes, un municipio que a juzgar por el número de candidaturas -seis- se encuentra entre los más disputados de la provincia. «Regreso con la única intención de ser concejal, en respuesta a una llamada de mi partido y de la gente de la agrupación, a la que tengo mucho cariño», explica. El colegio de Huergas de Babia y el alcantarillado son algunas de las obras de su época, tiempos en los que no se inauguraba nada «pero cualquier cosa que se hiciera era grande», apostilla. Cuando marchó se había adjudicado a un constructor el centro de salud de Babia, que, como punto central, se había decidido instalar en Huergas de Babia. A su regreso se encuentra el centro sin hacer y con una nueva ubicación: San Emiliano. Pero a la candidata del 2007 le preocupa más empezar a poner en prácticas políticas de desarrollo rural en Babia. «Hacer obras en las calles como entonces es una obviedad, pero hay que pensar que hemos pasado de nueve a siete concejales y el envejecimiento asusta». Frenar la despoblación, crear servicios y aprovechar el potencial natural de la comarca son su nueva mirada a la política municipal. Otros políticos de su época han retornado a la arena municipal. Carlos Enrique Espeso (por Partido Municipio de Sariegos Despierta) y Virgilio Buiza (por la UPL en Sahagún) fueron compañeros de partido de Lina Freire, el primero también diputado provincial en su época y el segundo procurador en las Cortes. En la foto de la Corporación provincial de 1983 también está Manuel Rodríguez (por el PCE) que ha vuelto por Los Verdes en Villablino. Manuel Cabezas, en el centro con el bastón de mando, fue elegido presidente de la Diputación en 1983. Noemí Álvarez Pintor, con traje claro, y Lina Freire, las dos únicas mujeres y las primeras de la era democrática, que accedieron, y gobernando, a la institución

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